Vivimos en una era tecnológica y digital, ¿creías que no nos iba a afectar?
Pues bien, todos somos conscientes del uso excesivo de los aparatos electrónicos y la nueva tendencia casi tóxica de postear todo en las redes.
Parece mentira que unos años atrás pudieran vivir sin móviles. No sé vosotros, pero como adolescente empedernida que pertenece a la Generación Z, me siento un peón en este tablero virtual. Hemos llegado a actuar en base a los seguidores que tengamos en las redes sociales y quien lo niegue, miente.
Las redes sociales pueden crear inseguridad
Es decir, una persona aparentemente segura de sí misma de nacimiento, ahora mismo puede sentirse menos segura dependiendo del impacto que tenga su cuenta de Instagram en su entorno. Por ejemplo, los famosos que han formado parte de algún escándalo que probablemente no hubieran hecho de no ser por la sensación de superioridad que causan las redes sociales.
¿A caso crees que grandes artistas como Michael Jackson, Britney Spears o Miley Cyrus hubieran armado tanto jaleo de no ser por su fama? Pues lo mismo nos pasa a nosotros. «Somos el futuro» dicen. Pues vaya.
Sustituimos los momentos con nuestros seres queridos por la tecnología
Debemos ser más conscientes del tiempo que invertimos en el uso de estas tecnologías. De no ser así, llegará un momento en el que nuestros seres más queridos emprendan su camino al cielo, y lloraremos por egoísmo y no por el anhelo de aquellos momentos que no vivimos por estar frente a una pantalla.
Soy la primera hipócrita de esta generación, que critica la situación desde la comodidad del sofá de mi casa. Y aunque reconocer el fallo siempre es el primer paso, a veces no lo es todo. Es por eso que, propongo evitar el uso de los teléfonos cuando estemos con los amigos. Propongo querernos y dejarnos querer. Propongo mostrarnos tal y como somos y dejar esa pose constante de lado. Propongo y propongo tantas cosas, que vamos a empezar por el principio; deja el móvil y disfruta de la vida.
Ane Garrido