Así está afectando el confinamiento continuado a nuestra salud.
Durante las últimas semanas y fruto del necesario confinamiento, los españoles han visto alterados sus hábitos cotidianos.
Los cambios no solo atañen al trabajo, la forma de relacionarse con los demás, etcétera, sino también a la alimentación y el deporte.
La actividad física cae en picado y puede perjudicar la salud
La actividad física se ha desplomado, al menos, un 40%. Con los efectos que esto implica sobre el aparato locomotor y muscular, la pérdida de capacidades aeróbicas del individuo, el incremento de la sensación de fatiga, la reducción del gasto calórico…
La inactividad continuada,a partir de los 10 días, está relacionada con la atrofia muscular y la pérdida de fuerza. Estas consecuencias afectarán en mayor medida a los adultos mayores, también los más vulnerables al coronavirus.
Sin embargo, no podemos dejar de recordar que la actividad física sigue siendo una asignatura pendiente de los españoles: hasta 17 millones admiten ser sedentarios, y un 7% más, no hacer nada de ejercicio. Los mayores son un grupo destacable, pues solo el 54% de los superan los 65 años mantiene unos hábitos de vida saludable.
Por su parte, solo el 21% de los menores de 10 años hace deporte. El 81% de los adolescentes en edad escolar no se mantienen lo suficientemente activos y el 80% de los niños únicamente lo practica en el colegio. Tampoco podemos olvidar que hacer ejercicio fortalece el sistema inmune, clave en estas circunstancias.
Los efectos psicológicos del confinamiento sobre la salud
Por otra parte, el confinamiento continuado incrementa las posibilidades de experimentar ansiedad, insomnio y otras patologías como la depresión.
Además, nos vuelve más irritables y nos produce abatimiento. Los sentimientos de aislamiento, al mismo tiempo, aumentan el riesgo de sufrir presión arterial alta y reducen la resistencia del sistema inmunológico a las infecciones. Sin embargo, quedarse en casa es imprescindible para frenar la pandemia.
Consejos para superar el confinamiento con éxito
Para frenar todos estos efectos, entre otros y ligados a la alimentación: adaptar la ingesta calórica, planificar los menús, evitar los ultraprocesados y grasas, y optar por el picoteo sano –como los encurtidos y otros alimentos nutritivos que calmen la ansiedad– y los productos frescos.
En cuanto al deporte, se recomienda practicar al menos veinte minutos de ejercicio cardiovascular. Podemos recurrir a los vídeos de internet, hacernos con una consola con juegos de movimiento para hacer deporte en familia de forma divertida, y llevar unos horarios que nos permitan conciliar el sueño y acostumbrar el cuerpo a la nueva situación. El deporte nos hará segregar endorfinas y nos permitirá sentirnos mejor.