Una joven leonesa diagnosticada con una enfermedad degenerativa, viaja a Oviedo con sus amigos y termina con su vida tras ingerir un producto letal. En torno a este suicidio asistido continúa la polémica.
La asignatura pendiente del sistema sanitario español
España puede presumir de un gran Sistema Nacional de Salud durante los últimos años. Actualmente somos uno de los países que ha cogido «velocidad de crucero» a la hora de vacunar a la población frente a la COVID-19. También podemos hablar de que hacemos una buena labor a la hora de tratar el tema de los trasplantes porque, en 2019, nuestro paisa alcanzó una tasa de 117,4 m.p.m siendo solamente superada por Estados Unidos con 123,4 m.p.m , según datos de la Organización Nacional de Transplantes (ONT).
Pero todavía tenemos una asignatura pendiente dentro del sistema sanitario y se trata del hecho de tener los medios y los profesionales preparados para brindar la ayuda a las personas que tienen una enfermedad degenerativa y que deciden poner fin a su vida, debido a que ya no quieren sufrir más y tampoco quieren que su familia continúe sufriendo por ver y ayudar a su ser querido en estas circunstancias.
El caso de Sara Llamazares, la joven leonesa que eligió el suicidio
Sara Llamazares era una joven de 35 años que se desplazó a Oviedo con unos amigos para que le ayudasen a realizar el suicidio asistido. La joven ingirió un producto mortal y dejó un «Testamento Vital», en el que informaba al juez de la situación en la que vivía y pedía a su familia que se haga su voluntad y se la incinerase.
Es totalmente comprensible que la Ley de la Eutanasia dicte que la persona que vaya a requerir este procedimiento firme hasta cuatro veces un consentimiento en el que se expresa su deseo de terminar con su vida y conste de un proceso largo para lograr la voluntad del paciente, pero, la pregunta es: ¿No se le podía dar otra alternativa? Por ejemplo, los trabajadores sociales podían haber intervenido y ver si su caso era irreversible o no. También le podían haber sugerido una alternativa para que esto no hubiera sucedido.
Sin embargo, es imposible que nos pongamos en la piel de esta mujer, cuya enfermedad, la Esclerosis Lateral Amiotrófica, le privaba de autonomía y vio el suicidio como solución a su problema.
María Linares