El 3 de septiembre de 2018, cinco personas fallecieron en un accidente de tráfico de un autobús en la AI-81, sentido Oviedo, en Avilés, y 16 resultaron heridas.
El conductor, un hombre, de 40 años y con siete años de antigüedad en la empresa, permanecía ingresado en estado grave en la UCI del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) tras ser intervenido quirúrgicamente.
El conductor del autobús no debía de conducir de forma profesional en función a su padecimiento de epilepsia, una enfermedad que se resistía a asumir.
Así la afirmaron ayer en el juzgado de instrucción número 3 de Avilés. El neurólogo del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) fue el que diagnosticó esta enfermedad neuronal a Omar L. M., el chófer, según recoge La Nueva España.
Según el letrado, el facultativo afirmó haber diagnosticado la enfermedad a Omar L. M. en 2015, semanas después de que sufriese su primer y presuntamente último episodio de epilepsia. También que el conductor estaba en seguimiento y a tratamiento por esa dolencia cuando tuvo lugar el accidente, el 3 de septiembre de 2018.