Con mucha sed están la mayor parte de los embalses leoneses que desde hace casi un año llevan aguardando que las nubes den un respiro a las necesidades de unos vasos que apenas llegan a la mitad de su capacidad. Riaño, se encuentra al 41,75 por ciento, lo que en números absolutos supone que almacenan 271,53 hectómetros cúbicos de líquido de los 651 posibles.
Unas reservas escasas de cara al periodo habitualmente más seco del año y en el que las demandas se incrementan, sobre todo por el riego, el gran consumidor, pues el uso agrario se «bebe» nueve de cada diez litros. Las necesidades de los cultivos se incrementan ahora sustancialmente por el ciclo vegetativo en el que se encuentran y porque desde el cielo apenas cae agua.
Es la época en la que en mayor medida caen las reservas. Ahora mismo Riaño desembalsa 32,40 metros cúbicos por segundo, casi el doble de lo que liberaba en el mes de abril 17,37.
Pero ya desde comienzos de abril, la Comisión de Desembalse de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) adoptó medidas para controlar el gasto de agua durante la campaña de regadíos en aquellas tierras que se hidratan de ríos y embalses de la cuenca.