La Cenicienta es uno de los cuentos de hadas más famosos de Walt Disney. Por su originalidad, belleza y esplendor de cada una de sus imágenes es una de las películas que marcó una época y clavó una huella en el suelo.
A pesar de que la Cenicienta naciera como un dibujo animado, incorpora unos efectos especiales realmente hermosos y mágicos. Una calabaza que se convierte en carroza, un ratón que se transforma en un elegante caballo para conducir a la inocente Cenicienta al baile, y un vestido y unos zapatos que transforman la pobreza de una muchacha en toda una dama.
Si comparamos esas imágenes y efectos de cuento de hadas con muchos de la actualidad, muy posiblemente volveremos a cerrar los ojos para quedarnos en aquella época cargada de dibujos con encanto y fantasía.
Muchas son las jóvenes y niñas que en su día soñaban con ser princesas y poder encajar a la perfección en el bello zapato perdido por la Cenicienta tras correr escaleras abajo al comenzar a sonar las 12 campanadas de la media noche.
La cenicienta de León
Y ese sueño de ser princesa de cuento de hadas, se trasladaba el martes pasado a León. En concreto a la plaza de la Inmaculada, donde varios niños encontraban un «zapato de Cenicienta tirado en el suelo». Un zapato que al igual que al de Cenicienta, le faltaba su pareja.
Al parecer, el mencionado zapato, según comentaban los expertos y entendidos en calzado, porque claro, siempre hay gente que sabe de todo. Pues bien, esos maestros en calzado, aseguraron que era un zapato de baile, en concreto, de flamenco. Los expertos lo clasificaron como un zapato de flamenco por la suela metálica y aparentemente desgastada debido al uso del presunto baile.
Aunque no por ello, el zapato presentaba un aspecto viejo o roto o maltratado, más bien parecía bastante nuevo y moderno. Sin embargo, ahí estaba, tirado en el medio del suelo sin que nadie lo recogiese. Una cosa es cierta, no estaba sólo. Se encontraba acompañado de toda la basura, suciedad y porquería que algunos tiran al suelo sin respetar a nada ni a nadie.
No es la primera vez que dejan tirados objetos extraños como la famosa sandía que apareció un día misteriosa y curiosamente en el mismo lugar de la plaza de la Inmaculada. Vamos que esto empieza a ser un ritual un tanto extraño y peculiar. Primero una sandía, luego un zapato de cenicienta.
La limpieza de la plaza de la Inmaculada
Con una pizca de humor, aprovechamos esta «broma» para de alguna forma recordar que los lugares públicos son de todos, y no por el «zapato de Cenicienta» que seguramente tenga su propia historia. Lo hacemos por la gran suciedad que habita en las calles, plazas, parques y demás lugares públicos de León. Es preciso recordar que León es nuestro y que a pesar de que el gran equipo de limpieza de la ciudad de León realiza una gran labor, el resto debemos colaborar.
Aprovechamos también esta pequeña broma para AGRADECER A TODO ESE GRAN EQUIPO DE LIMPIEZA su trabajo diario para mantener nuestra ciudad de León.