El vergonzoso negocio de la Protectora y el angustioso estado de esta familia de León.
Hola, espero poder narraros y transmitir el estado en que se encuentra mi familia, ya que no es solo una ausencia. Se junta con la frustración de una mala gestión y malas artes de alguna gente, que lo único que hacen es perjudicar a mi hija de 11 años que lleva 16 días sin Miki.
El pasado Martes día 14 de Abril , desde el confinamiento en casa y debido al buen tiempo, decidimos pasar la tarde en el jardín. Todo contentos, mi hija, Miki, mi otra perra Cleta y yo.
Sobre las 19:00 horas, dispuestos a entrar, buscamos al pequeño del equipo, un Bichón Maltés de un año, le buscamos dentro y fuera de casa. Cuando en el jardín por debajo del seto percibimos un agujero reciente por el que ya intuimos que MIKI se habría escapado.
Salimos a buscarlo al parque justo detrás de mi casa mientras doy aviso a la Policía Local de San Andrés. Me toman datos del perro y me recomiendan ir a casa dado el estado de alarma. También me comentan que «mandarán una patrulla y que si aparece me avisan».
«Pusimos carteles ofreciendo una recompensa de 400 euros»
Bueno, pues tiene que ser cuestión de horas pensé, y se cuelga en redes un cartel del perrín, se ponen carteles por zonas frecuentadas y se intenta poner denuncia en la misma Policía de San Andrés y me dicen que: «no se puede poner esa denuncia», ahí queda todo.
Llegado el viernes y sin noticias de atropellos, ni de vistas al Miki, decidimos poner el cartel de nuevo pero con una recompensa de 400 euros.
Sábado 18 de abril, amanezco con una llamada de un número que se repite mucho y me garantiza que ella misma entregó «ese perrín a la protectora de San Andrés ese mismo martes a las 21:45 horas». Le pido datos, todo cuadra, pero desde el escepticismo porque muchas veces oímos lo que queremos oír y no lo que realmente nos dicen…
Pero, ¿cuál es mi sorpresa cuando me dice que hizo fotos al perrín que recogió y me las envío?.
Inconfundiblemente era Miki, tiene una particularidad física que le hace inequívoco. Seguimos hablando y me cuenta que llamó a la Policía de San Andrés.
«¿Por qué la Local de San Andrés no sale a leer el chip cuando es su obligación?»
Además en el momento que lo encontró, la local estaba a 500 metros de casa y le facilitaron el teléfono de una mujer llamada Raquel que es la de la protectora de este municipio.
Raquel fue a por el perro y le dijo que: «iba a entregar el perro a sus dueños», ya que tiene microchip y ahí aparece todo. A pesar de que habían pasado cuatro días, el perro ya estaba localizado y solo era cuestión de algún error, ya que esto ocurrió el mismo martes que el perro desapareció.
En cuanto me cuentan esto el sábado, llamo a la Policía y les cuento que el mismo martes fueron avisados de que mi perro apareció y que la protectora se lo llevó.
Me preguntan por qué sé que es mi perro con tanta seguridad y les digo que hay fotos que me lo demuestran.
Se ponen en contacto con la tal Raquel y me llaman para comunicarme que posiblemente un fallo de lectura de chip. Me llama Raquel y me dice que: «no era tu perro, el chip decía Tobi y se lo he entregado al dueño que aparece en el chip».
Raquel de la protectora de San Andrés «entregó el perro a un desconocido sin comprobar el microchip»
Le comentó que no, que hay un error, que ese perro es Miki, mi perro. También le comento lo de la foto, y ahí me cuenta que: «bueno, realmente no comprobé el chip, justo me llamaron y me describieron un perro así, y lo entregué inmediatamente», sin documentación ni nada más.
Bueno me trago el intento de bola que no coló con lo del microchip, que ya reconoce que no lo comprobó. También me ofrezco a ayudarle a llamar a la gente que la llamó el Martes sobre esa franja horaria. Luego el lugar de entrega y quien, a una señora , sin pedirle el carnet que llegó en un coche negro el la rotonda de Oteruelo.
A partir de este momento del mismo Sábado por la mañana, insisto en poner denuncias. Pero me siguen diciendo que: «en la local de San Andrés no podemos recogerte esa denuncia».
Pido ayuda en redes sociales y la respuesta es maravillosa, me entero de cómo me están haciendo perder el tiempo la Policía. A pesar que la primera negligencia la comete la Policía Local de San Andrés del Rabanedo.
Ya metida en el barro, me centro en mi objetivo que es encontrar a Miki. Los formalismos legales pasan a un segundo plano ya que mi hija empieza a acusar un estado de ansiedad importante.
Decido hablar con Raquel el mismo sábado y decirle que no la denuncio como es mi deber y trabajamos juntas para devolver ya el perro a mi hija. Pues le ofrezco dinero para que lo re-compre, ya que es lo que le estoy preguntando constantemente, y no veo más razón para que no colabore.
Raquel de la protectora de San Andrés «me mandó un audio reconociendo que vendió a mi perro perdido, sin comprobar el chip y sabiendo que lo estaba buscando»
Sin embargo me contesta con un audio diciéndome con chulería que me estoy excediendo. En él dice:
«He hecho todo lo que debía y ¿qué si lo he vendido?. Pues SI, lo he vendido».
Y a partir de este momento decido poner las pertinentes quejas y denuncias, pero ya llevo 16 días sin Miki, en cuarentena con una niña que pregunta constantemente por su perro.
Pero mi queja va dirigida a la falta de profesionalidad de la PROTECTORA DE SAN ANDRÉS, los animales son seres queridos no mero negocio.
¿Por qué la Local de San Andrés no sale a leer el chip cuando es su obligación?. Y lo más importante, ¿quién le devuelve a mi hija su perro?. Y ¿a tanta gente para la que Miki es importante?.
¿Se puede confiar el las protectoras?. No todas son malas seguro, pero ¿cómo detectamos las malas?. Y mi pregunta ¿QUIÉN LE DEVUELVE EL PERRO A MI HIJA????.
Al magen de todo esto, a raíz de la repercusión de esta noticia, varios vecinos de Trobajo del Camino, Valverde la de Virgen y San Andrés del Rabanedo, nos hacen llegar más información sobre esta persona.
Aunque sin comprobar, vecinos de estos municipio, aseguran a Digital de León, que Raquel, encargada de la protectora «Guau», también: «reparte perros, concretamente los llamados de raza peligrosa que le cuesta más dar en adopción y nos los quiere mantener por qué le sale caro».
«Pero si hasta le regaló dos American Stanford a un deficiente de mi barrio, que ni les da le comer ni les atiende, y ella lo sabe, pero se hace la loca para no cuidarlos ella», confirma una pareja residente en San Andrés.