El agente de la Guardia Civil que llegó de los primeros a la zona cero donde intentan rescatar a Julen, comparte sus pensamientos en una carta abierta recogida en Diario Sur.
‘Testimonio de un guardia civil trabajando en Totalán’
«No he tenido otra opción que escribir unas letras sobre lo que está ocurriendo entorno al caso del pequeño Julen. Lejos de las cámaras, políticos y comunicaciones oficiales, es mi intención dar testimonio del lado humano de lo que está ocurriendo, porque esto está pasando muchos límites.
Decir que por cuestiones de cercanía, fui uno de los que abandonó a su familia con el plato en la mesa aquel fatídico domingo día 13. Recuerdo que la llamada que realicé a mi esposa un rato más tarde fue ‘no me esperes ni para cenar, esto va para largo’.
Y fue a partir de ese momento que comenzaron a ocurrir los acontecimientos que motivan este testimonio.
Como Guardia Civil y como persona, reconozco que se me estremeció el corazón al tratar con los primeros minutos de desesperación de los familiares, pero igualmente me sentía abrumado escuchando la emisora y cómo la Central iba coordinando el aviso de movilización a GEAS, MONTAÑA, Policía Judicial, SEPRONA, etc. Llevo poco tiempo de profesional, pero llevo el justo para sentirte pequeñito ante tal despliegue de Unidades de élite de la Guardia Civil.
Verlos trabajar, coordinados con la experiencia de bomberos, físicos de carrera, Ingenieros, etc, era todo un ejemplo de profesionalidad. Fue increíble como entre todos, buscaban soluciones y fabricaban «inventos» para poder llegar a Julen en las mejores circunstancias de seguridad posibles.
No se me olvidará el escalofrío caluroso y las palpitaciones de mi corazón visualizando la pantalla de la cámara en su recorrido, intento tras intento, pues aunque mi deseo era ver a Julen, sabía que rompería a llorar si eso ocurría, y por otro lado, ni siquiera estaba seguro de querer que apareciera en esas circunstancias o valorar la posibilidad de que no estuviera allí y se abriera una nueva vía de esperanza.
Fueron momentos duros, de excesivo trabajo y tensión, aún todavía no había ni relevo, y durante dos días se pudo observar como algún bombero y Guardia dormían en los fríos vehículos para que la cabeza pudiera seguir funcionando.
Las palabras que me dijo un compañero tras tres días de trabajo ininterrumpido en el pozo no se me olvidarán , ‘aquí no vamos a parar hasta que lo rescatemos, eso está claro’.
Por desgracia, todo ese esfuerzo sirvió de poco, finalmente hubo que asumir realizar una obra de ingeniería para rescatarlo, con todo lo que eso conllevaba y con la desazón de que el pequeño ya llevaba más de 48 horas ahí metido.
Igualmente he visto la admirable progresión de las emociones de los padres, desde la absoluta desesperación hasta una calma sosegada que se convierte en ejemplo para quienes les miramos a los ojos.
Ya llevamos más de una semana de intenso trabajo, y para qué negarlo, nos encontramos con el cuerpo cortado pero con el corazón intacto y voluntad nos sobra.
Visto lo visto, España puede estar tranquila, porque sus Bomberos, personal GREA del 112, Protección Civil, personal civil facultativo, psicólogos, y por su puesto, su Guardia Civil jamás pararán hasta devolver a Julen a sus padres, eso tenedlo por seguro.
Y como no, un agradecimiento especial a todos lo que, de manera altruista, se convierten en parte fundamental del rescate con comidas, bebidas y demás, que hacen que nos mantengamos animados, activos y con muchas ganas de seguir trabajando.
Desde Totalán sentimos el aliento de España entera, os lo aseguro, sentid vosotros el nuestro y contad siempre con nosotros.
Un saludo. Un guardia como otro cualquiera que está dando su mejor versión en Totalán. Lo lograremos…».