El dueño de la finca en la que murió Julen al caer por un pozo sin señalizar culpa al equipo de rescate de la muerte del menor de dos años.
Según ABC, la defensa del propietario de la finca, David Serrano, ha recurrido a un informe técnico presentado en el juzgado de Málaga en el que se asegura que la piqueta utilizada para eliminar el tapón que bloqueaba el pozo pudo ocasionar la muerte.
Según informa El Mundo, el informe fue encargado por el abogado de Serrano y redactado por el arquitecto Jesús María Flores Vila. «Se centra en el estudio de las grabaciones de vídeo e informaciones obrantes en el sumario, con el objeto de determinar el número, secuencia cronológica y naturaleza de las actuaciones llevadas a cabo en las primeras horas por parte de los equipos de salvamento y rescate tras la caída del menor Julen Roselló en un sondeo de prospección de agua el pasado 13 de enero», informa el diario.
Entre las conclusiones aportadas por el informe, según El Mundo, está que «Julen se precipitó por un sondeo de prospección de agua, de pie y con los brazos en alto, hasta detenerse a unos 73 metros de profundidad , donde quedó encajado o se topó con un lecho que detuvo su caída. Un objeto en caída libre desde 73 metros de altura tarda aproximadamente 3.85 segundos en llegar al suelo. Algunos de los presentes declaran haber oído llorar al menor durante más de 30 segundos tras precipitarse lo que respalda la tesis de que sobrevivió a la caída».
También asegura el informe que «los forenses dictaminan que el fallecimiento del menor se produjo como consecuencia de un traumatismo cráneoencefálico severo que afectó a la zona temporal y frontotemporal, el mismo día 13/01/2019. Esa zona lateral de su cabeza difícilmente pudo recibir un impacto de esa magnitud durante la caída habida cuenta de que en todo momento quedaba protegida por los brazos y encapsulada en el interior del «rosco» de ropa. Asimismo, la posibilidad de que una piedra de mayor tamaño cayese con posterioridad, atravesase tierra, ropa y manos y golpease la cabeza del menor situada a unos 25-30 cm de profundidad bajo la superficie visible del tapón es altamente improbable debido a lo expuesto anteriormente».
Por último, afirma que «las actuaciones con la piqueta, diez impactos en total, entre las 17.30 y las 21.00 horas del día del incidente es lo único que físicamente pudo producir las heridas en la cabeza y cráneo del menor (…). Una vez que se produjo la primera toma de contacto del útil con la superficie del tapón, la piqueta fue elevada desde el fondo y dejada caer en repetidas ocasiones y desde diferentes alturas que variaron desde los 0,60m de las primeras actuaciones hasta los cerca de dos metros de altura de las cuatro últimas».
«Este informe ha podido acreditar que se produjeron un total de 10 impactos violentos en los que la piqueta perforo la superficie del tapón pudiéndose establecer que las cuatro últimas penetraron al menos 35cm en su interior, distancia superior a la que se encontraba la cabeza del menor, con una fuerza de 50 kilos en punta. El hecho de que tras extraer la piqueta por última vez, en torno a las 21.00 del día del incidente, se recogiesen de su extremo ocho pelos pertenecientes al menor, tres de ellos con raíz telógena, nos lleva a preguntarnos, ¿qué otra tesis alternativa a la del impacto directo contra la cabeza del menor puede llegar a explicar la presencia de esos restos biológicos en la punta de la piqueta?», finaliza.