Doña Sofía, una de las mejores reinas
Doña Sofía es una de las mejores reinas de su generación. Aprendió el oficio de niña y sabe lo que tiene que hacer en todo momento. Por otro lado, está su forma de llevar la corona. La reina emérita sabe que nada más débil que la monarquía, cuesta una vida construirla y bastan cinco minutos para derrumbarla. De ahí que siempre esté al pie del cañón. Este sentido de la obligación es algo que ha heredado su hijo.
En cuanto a Letizia, aunque desde el 22 de mayo de 2004 es miembro de pleno derecho de la familia real, hay cosas que sigue sin aceptar. No entra en su cabeza esa servidumbre a la Corona que ejercen doña Sofía y Felipe VI. Para ella se trata de un trabajo con horario de entrada y de salida. Es impecable en cuanto a los actos a los que asiste pero su lenguaje corporal destaca que tiene ganas de acabar para irse. De hecho, en alguna ocasión, ha abandonado alguna recepción sin su marido.
Felipe VI aparta a Letizia
Hasta que estalló el escándalo Corinna, don Felipe miraba para otro lado al respecto del trato que doña Letizia prodiga a la reina emérita. Sin embargo, el rey ha considerado que ya es hora de hacer algún gesto público para reivindicar a su madre. Mientras que para la reina se ha dibujado un perfil más bajo, doña Sofía recupera todo el protagonismo. Sabe Felipe VI que es uno de los grandes activos de la monarquía y de ahí que haya recurrido a ella para que le eche una mano en estos difíciles momentos.
La madre de Felipe VI huye
Tantos nervios y perfeccionismo pasaron factura a la pareja. En 2003, don Felipe y doña Letizia estaban al borde de la separación. El príncipe se cansó de aquella mujer malhumorada que a todo ponía pegas. Lo peor fue que su mujer no se cortaba en público y eran continuos los desplantes a su marido. Un espectáculo, en ocasiones, bochornoso.
Cuando Felipe VI fue coronado, Letizia se creció. Fue entonces cuando quiso que todos supieran que ella era la reina, consorte, pero reina. Y ahí empezó a aplicar mano dura. Como una especie de correctivo contra aquellos que la habían desairado, siempre según su percepción. Don Felipe intentó mediar pero imposible reconducir la situación. Una de las que más sufrió fue la infanta Elena, que siente devoción por su hermano.
Doña Sofía se refugió más que nunca en su hermana Irene y puso tierra de por medio. Ya no pasaba tanto tiempo en Zarzuela. Fueron meses de viajes a Londres y a Grecia, donde se mudó su hermano Constantino. Allí, ante sus familiares, explicó lo mal que lo estaba pasando. Su mayor dolor, el poco contacto que Letizia le permite con Leonor y Sofía.