La pandemia de la Covid está terminando con la paciencia de la sociedad
Nadie se esperaba a finales de 2019 que estaríamos en 2021 con medidas de seguridad como el uso de la mascarilla para hacer frente a la Covid 19.
La llegada de la Covid 19 ha supuesto un choque de realidad y un cambio a la hora de abordar nuestra vida, nuestras costumbres. Y además, cuando vas por la calle da la sensación de que te cruzas con una sociedad parece exhausta, con muchas ganas de vivir, enfadada, apática. Nos definiría como animales enjaulados que ansían volver a sus verdaderas rutinas, planes sin ataduras.
Llevamos un largo camino recorrido, pero quizá exista gente, como encontramos en los telediarios, que no recuerde cómo empezamos porque sino tomarían otro tipo de acciones más cívicas y éticas. Por ello, vamos a recordarlas.
El nacimiento de la Covid
Todo comenzó a finales de 2019 con un virus en China. Naturalmente, al estar tan lejos, nos traía sin cuidado, hasta incluso realizamos bromas del tema. Más allá de lo que ocurre en nuestros países vecinos, no interesa o no se toma la suficiente molestia de prestar atención. Llegado el 31 de enero el Centro Nacional de Microbiología confirmó el primer caso de coronavirus en España, el de un turista alemán en la isla canaria de La Gomera. A partir de entonces se encendieron las alarmas y muy progresivamente le cogimos fobia y respeto.
Un verano laxo en medidas y responsabilidad ciudadana
Como vemos en el gráfico que encontramos en la parte superior, los casos se dispararon hasta situarse el 1 de abril, final de la curva de la primera ola, en una media de 7.000 casos diarios y 845 fallecidos. A partir de entonces, cada actualización era como recibir los regalos de tu tía por Navidad, la misma sorpresa de todos los años. Pero aun así queríamos que terminara la pesadilla de estar encerrados en nuestras casas.
Entrado junio, toda España por la calle disfrutando del aire libre, parecía que el problema no había existido. Las cifras eran prácticamente inexistentes. El 1 de junio las cifras eran de 209 contagios y ningún muerto.
El inicio del verano fue aparentemente normal. La enfermedad, en diversos puntos del país, parecía erradicada a pesar de no tener vacuna, o esa es la sensación que se percibía por las calles. Hubo una gran relajación que precipitó, el 1 de agosto, al inicio de la segunda ola de este infierno. Es cierto que unido a esta relajación tras la primera ola, el número de PCR y tests que detectaran esta enfermedad se multiplicaron por lo que las cifras de la primera ola se estiman que pudieran haber sido ser diez veces más de lo notificado. Así se explicaría el aumento de cifras de manera descontrolada.
Vuelta a la realidad
Las cifras crecieron exponencialmente hasta situarse en los 10.000 contagios de media durante la primera semana de septiembre. La diferencia es que sabíamos como controlarla y reduciendo sustancialmente la mortalidad de la enfermedad. Por tanto, los gobiernos autonómicos decidieron establecer medidas como el cierre perimetral y el toque de queda. Las cifras dejaban ver que los casos y los fallecidos se habían estancado. Ni subían ni bajaban. Un dato positivo, pero negativo debido a que a finales del mes de octubre, las cifras volvieron a subir de manera preocupante causando la tercera ola.
Los casos alcanzaron su pico durante la primera semana de noviembre (44.440 contagios y 717 fallecidos). Esto provocó la adopción de medidas incluso más estrictas que las anteriores por parte de los gobiernos autonómicos para intentar reducir los casos y salvar las navidades. Las festividades navideñas se salvaron, pero a cambio los Reyes Magos nos trajeron el inicio de la cuarta ola.
Una cuarta ola con cifras escalofriantes
La cuarta ola se tradujo en que las cifras se dispararan de manera exponencial situando el pico de la cuarta ola el 21 de enero con cifras de 38.831 casos y 212 fallecidos. A partir de entonces, las cifras se han reducido considerablemente pudiendo afirmar que ya hemos alcanzado el máximo de la famosa curva de esta cuarta ola.
Este hecho no quiere decir que debamos relajarnos ya que todavía que mucho camino para alcanzar esa inmunidad de rebaño del 70% a final de verano. La secretaria de Estado de Sanidad, Silvia Calzón, destacó el pasado jueves, que el 5% de la población española ya ha recibido una dosis de una de las tres vacunas contra la covid-19 disponibles en España. Una cifra notable, pero que no permite la relajación de la sociedad bajo ningún concepto.
El coronavirus ha afectado a más de 3,15 millones de personas en nuestro país y ha anticipado el viaje a 67.636 personas. Pero estas cifras para muchos son invenciones creadas con la intención de causar miedo y exageración para tener controlada a la sociedad. Ridículo, ¿verdad? Es una lastima que, en mi opinión, tras todo lo vivido, no vayamos a aprender nada como sociedad. Pero así es la cruda realidad. Muchos parecen haber borrado estos recuerdos en su memoria. Unos recuerdos que permanecerán en nosotros toda nuestra vida y que nunca añoraremos volver a vivirlas.
¿Se ha erradicado la gripe?
Otra de las preguntas que se hace la gente es si la gripe se ha erradicado al completo. En España únicamente se han notificado seis casos de gripe esta temporada. Unas cifras muy bajas si tenemos en cuenta que el año pasado a estas alturas, la cifra llegó a situarse en 54,6 casos por cada 100.000 habitantes. Los expertos afirman que es un caso insólito que no solo se encuentra en España, también en otras partes de Europa y en EE.UU. la pandemia parece haber terminado con la gripe en España, pero ¿qué ha causado este cambio repentino?
Amplia campaña de vacunación
“Otro tema ha sido la vacuna, que ante la presencia de la covid se potenció mucho, este año ha habido una campaña más potente que nunca”, afirma el epidemiólogo Joan Caylà. La pandemia ha causado miedo y pánico en la sociedad por lo que vacunarse de la gripe común era una parada obligatoria.
La Covid 19 ha ganado la batalla a la gripe
El Sistema de Vigilancia de la gripe en España (SVGE) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirman que, “como la pandemia de Covid-19 continúa, los datos de gripe deben interpretarse con cautela”. Es como si se hubiera esfumado debido al gran protagonismo de la pesadilla del coronavirus. Pero tambien ¿podría tener alguien gripe en lugar de Covid-19?
La respuesta es que podría darse la situación, si no se lleva a cabo alguna prueba que lo determine, debido a la gran similitud en los síntomas en ambos casos. Las únicas diferencias sintomatológicas claras, que pueden no darse en algunas personas, son la diarrea, la pérdida de gusto y olfato y las náuseas. Todos ellos son síntomas que corresponden a la Covid-19 y no a la gripe común.
La mascarilla, la respuesta a nuestras preguntas
Tanto la OMS como la SVGE aseguran que el uso de la mascarilla no sólo ha sido fundamental para reducir los contagios de la Covid 19, sino que también ha sido clave para eliminar, a día de hoy, la gripe en nuestra sociedad.
Por tanto, parece que la mascarilla va a quedarse un largo tiempo con nosotros. Al menos, sabemos que será indispensable en determinadas épocas del año y en espacios cerrados como el transporte público. Mejor prevenir que curar a estas alturas tras lo vivido.
Por Adrián Pérez Ispizua