Que nuestro navegador cuente con ciertas funcionalidades añadidas a la propia navegación es posible gracias a las conocidas extensiones.
Éstas pueden convertirse en útiles herramientas que aporten funcionalidades extra, pero por el contrario, algunas de ellas, también podrían incorporar funcionalidades maliciosas sin que lo sepamos.
Antes de la aparición de las extensiones en los navegadores, nos veíamos en la necesidad de instalar una gran variedad de herramientas en los dispositivos que nos permitieran realizar tareas como tomar capturas de pantalla, forzar el cifrado de la navegación (https), ver el código html de una página web, bloquear la publicidad de las páginas web, etc.
En la actualidad, en su gran mayoría, podemos llevarlas a cabo a través de estas funcionalidades instaladas en el propio navegador, conocidas como extensiones, complementos o plugins, que son pequeños programas que se ejecutan en el propio navegador y que añaden las funcionalidades mencionadas y todas las que te imagines, al mismo.
Incibe / Boletín Digital