Localizado el ladrón de zapatos de la avenida Asturias.
Después de varios días de incertidumbre, preocupación y cabreo, los vecinos de un edificio de la avenida Asturias han decidido no seguir adelante con la denuncia que tenían pensado interponer en la Comisaría de la Policía Nacional de León.
Estos leoneses, debido a la pandemia, establecieron normas en su portal: pusieron palillos a disposición de todos en las zonas comunes y usarlos como pulsador para evitar el contacto en llaves de la luz y botones del ascensor. También hay un encargado de rellenar el bote de gel desinfectante de manos a la entrada del portal y a la salida del ascensor en cada en planta.
Como han hecho muchos, los vecinos decidieron también dejar sus zapatos en las puertas de sus casas para evitar entrar con ellos a la vivienda. Todo parecía normal hasta el pasado domingo día 21 de junio cuando coincidiendo con el fin de Estado de Alarma en España, se encontraron con la desagradable sorpresa que han querido compartir con Digital de León.
Incertidumbre, preocupación y cabreo
A pesar de que siguen cumpliendo rigurosamente las normas impuestas por ellos mismos, el pasado domingo estos vecinos se encontraban que los zapatos de toda la comunidad habían desaparecido de las puertas de sus casas.
En un primer momento, nos cuentan los vecinos Luis y Marcelino, del segundo, pensaron: «quizás fue una chiquillada, pero de repente empecé a oír a los vecinos de más arriba en los rellanos comentar que habían desaparecido los zapatos de todo el edificio. Al principio me daba la risa. Pero pensé…no me hace gracia que alguien ajeno esté entrando al portal».
Decididos a poner una denuncia al respecto, pero aún con dudas ya que «no vamos a conseguir nada», y tras cambiar la cerradura del portal, en la tarde ayer, Joaquina bajó al trastero a por unos flotadores para su nieto cuando oyó «revolver».
«Escuché como ruido de bolsas, revolver dije hola y no me contestó nadie. Entré en el trastero para coger los manguitos del niño para el fin de semana y al marchar no me dio buena espina, nunca hay nadie en los trasteros y si coincides con algún vecino, nos conocemos todos para devolver el saludo…»
Joaquina no fue a su casa, fue directa a casa del presidente: «con la congoja de que a lo mejor estaba entrando alguien en el portal no me atreví a ir al otro trastero sola. Así que fui a casa del presidente y se lo conté, que había alguien en el trastero 19 que pertenece a Fausti, un vecino del último piso».
Tanto el presidente, su mujer y Joaquina bajaron de nuevo a los trasteros y entraron en el 19. Así nos lo han contado:
«Fausti, ¿qué estás haciendo?. Coño los zapatos!»
Nadie estaba entrando en el portal, nadie estaba haciendo ninguna chiquillada de la que culpaban a los chavales del edificio.
«Tengo que reconocer que se me quitó un peso de encima al ver que nadie había entrado en el portal. Pero nos quedamos blancos..».
Joaquina añade: «lo que había allí dentro, madre de Dios…de todo…más los zapatos…».
Los tres vecinos vieron las condiciones del trastero 19, decidieron hablar con Fausti, el cual negó todo. Aún así llamaron a su hija y le contaron lo sucedido.
«La hija nos dijo que si, que se lo habían dicho mil veces, que no podía seguir acumulando. Que al ver el estado de la casa por dentro le quisieron llevar con ellas pero se negó. Nos dijo que su padre tenía un problema, no sabía si era diógenes o que, pero que en la casa ya no podía acumular más y había empezado a acumular en el trastero».
«No vamos a poner la denuncia, al final el susto era que alguien estuviera entrando en el portal. Pero a Fausti no le vamos a denunciar. Se ha enfadado con nosotros por decirle que queremos ayudarle y nos da mucha pena que no nos hable«.