El incremento de los costes y del precio de la luz obliga a cerrar el turismo rural en Castilla y León
El turismo rural es el último sector afectado en la crisis que viven cada uno de los españoles como consecuencia directa de la inflación de los precios por la guerra de Ucrania. Una situación que cada vez es más insostenible, viéndose bastantes sectores obligados a cerrar en otoño ante las pérdidas que están comenzando a tener por abrir su local o dar su servicio.
En este caso el turismo rural de Castilla y León se podría decir que también está en las ‘últimas’, al ver cómo cada vez el número de reservas es menor y los gastos por tener abierto se han llegado a triplicar. Las facturas son inasumibles y el fin del turismo rural parece estar más cerca que nunca, al menos, en las estaciones intermedias (otoño y primavera).
Con un bajón de las reservas importante respecto al año pasado, el turismo rural pende de un hilo que es el Puente de Todos los Santos y la época navideña. Pero el resto de las semanas la oferta es superior a la demanda, no habiendo prácticamente clientes que estén dispuestos a pasar unos días apartados de la vida frenética en la ciudad.
Se acabó el «lleno absoluto» en el turismo rural de Castilla y León
Las agendas de las casas y de los hoteles rurales están prácticamente desiertas en lo que resta del año, teniendo como excepciones las fechas nombradas previamente. Por ello, bastantes dueños han decidido echar el cierre de sus negocios, por lo menos en otoño, para tratar de recuperar las pérdidas que están teniendo a causa de la inflación y del incremento del precio de la luz.