Lidl tiene que enfrentarse a una denuncia como consecuencia del pollo que comercializa, ya que la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos ha decidido tomar cartas en el asunto. A continuación detallamos los motivos.
La denuncia a Lidl por sus pollos
Todo comienza con la guerra judicial que han decidido abrir los ganaderos españoles contra Lidl y Family Cash. El motivo no es otro que haber establecido el precio del kilo de pollo por debajo de la cantidad de dos euros.
Según los ganaderos, se está vulnerando la Ley
Esta situación que ha impulsado Lidl, según lamentan los ganaderos españoles, es una práctica que amenaza gravemente la economía de los productores. Así como su futuro empresarial y económico. Ya que de igual manera, independientemente del precio que la cadena establezca, los ganaderos tiene que seguir haciendo frente a los costes fijos y variables a los que se enfrentan de forma mensual.
Pérdidas de más del 60% por la bajada de precios de Lidl
Además, según se ha confirmado en los cálculos, los ganaderos estarían perdiendo por encima del 60% como consecuencia de la caída de los precios en los supermercados. Asimismo, también hay que tener en cuenta la terrible bajada que han tenido bares, restaurantes y las empresas que engloba el sector turístico.
El precio del kilo de pollo
Incluso, es importante decir que el precio que las distribuidoras ha llegado a pagar a los ganaderos en las lonjas ha alcanzado el 1,15 euros el kilo. Esto supone que el margen de beneficio que queda para los ganaderas es casi nulo, si tenemos en cuenta los costes que estos les supone mantener a los animales.
EL auge de las ofertas low-cost
También hay que añadir como factor más que influyente, el hecho de la existencia, más que recurrente de las ofertas low-cost, trae en jaque a este sector. El cual lleva ya demasiados años en la misma situación económica y de incertidumbre. Luchando con el único objetivo de la adecuación de los precios conforme la demanda de los productos que solicitan las grandes cadenas comercializadoras.
Esto supone una constante amenaza que afecta a los pequeños ganaderos y agricultores, que se ven día a día en la obligación de hacer malabares para poder asumir los costes y continuar adelante.
Sergio Requejo