«Cualquier día mi hija de 17 aparece sin vida». Vanesa Vieitez, madre de una adolescente de 17 años, ha querido compartir de manera pública la triste historia que están viviendo en su familia. Esta es la historia de una madre que teme la muerte de su hija.
Su hija de 17 años, lleva dos años sufriendo un acoso escolar extremo: amenazas, insultos y hasta agresiones físicas. El calvario que ha tenido que aguantar esta chica ha sido tan tremendo que, incluso, ha pretendido acabar con su vida.
Fue en el instituto Tomiño, en Pontevedra, donde comenzó su inferno. Empezó con algunos insultos suaves, que se fueron transformando poco a poco en agresiones físicas. Hace un año, en el autobús, un compañero le dio una patada y le destrozó el móvil, simplemente por pedirle que retirase la mochila del único sitio libre para ella poder sentarse. El conductor fue testigo del incidente y la madre de la niña puso la primera denuncia a la Guardia Civil, pero sin repercusión alguna.
Tras esto, «empezó un acoso y derribo contra mi hija tremendo en el colegio y en el pueblo». Según España Diario, no solo de la principal agresora, sino también de sus amigos. La joven, hasta el día de hoy, no consigue conciliar el sueño, se despierta por las noches con pesadillas y no quiere salir de sus casa bajo ningún concepto. La agresora de 16 años y sus amigos la tienen completamente atemorizada.
El confinamiento parecía que le daba un respiro, pero la vuelta a normalidad aumentó su desesperación. «Un día empezaron a perseguirla dentro de un supermercado», cuenta Vanesa. Su hija le avisó de inmediato y ella acudió rápidamente para ahuyentar a los agresores. Pero estos, aún así, continuaron con las amenazas. Ahí fue cuando pusieron la segunda denuncia.
La joven decidió hacer vida normal con sus amigos, pero en su primera salida tuvo que llamar a la Guardia Civil porque la ya mencionada agresora, junto a sus amigos, subidos a un coche, amenazaban con agredirla físicamente e, incluso, de muerte. Afortunadamente, en ese instante llegaba la Guardia Civil, que detuvo el coche y, tras un registro, encontraron un cuchillo.
La adolescente, ha decidido empezar de cero y ha cambiado de instituto, pues en el anterior no le dieron solución al problema. Alegaban que eran «cosas de niñas», lavándose las manos por completo del problema que sucedía en sus propias aulas. Este otro instituto le ha dado a su hija una nueva oportunidad de vivir feliz. La joven se ha trasladado a vivir con su tía por miedo a las amenazas que recibía en su propia casa.
Bajo tratamiento psiquiátrico, la adolescente ha mejorado un poco su calidad de vida. Aunque no puede relajarse, puesto que la agresora le sigue atemorizando con amenazas e, incluso, ha llegado «a ir a la puerta del instituto a vigilarla y a grabarla», según su madre.
«Mi hija me dice un montón de veces que se quiere suicidar.» Vanesa pide a la Guardia Civil una orden de alejamiento para esa agresora de tan solo 16 años. «No podemos más». Esperemos que sea cuestión de tiempo, que se impute a la joven agresora y a los cómplices que la acompañan, pues este sin vivir de la hija de Vanesa Vieitez debe acabar.