El preso muerto en Asturias por error, reclama 50.000 euros al Estado.
Un interno del Centro Penitenciario de Asturias, cuya muerte había sido certificada por los servicios médicos, en realidad estaba vivo.
La noticia causó una gran conmoción en la macroprisión asturiana, ya que al recluso, G.M.J., iba a practicársele la autopsia en el Instituto de Medicina Legal, adonde había sido trasladado ya su cuerpo en una bolsa, cuando se descubrió que aún presentaba sus constantes vitales.
Se detectó que el recluso no se encontraba en la cárcel cuando se hizo el recuento habitual a las 8 de la mañana. Por ello, acudieron a su celda, donde le encontraron sentado en una silla en estado inconsciente.
La víspera ya había mostrado signos de indisposición, por lo que fue alertado el servicio médico de la cárcel para que comprobaran su estado. Sin embargo, todos los intentos para tomarle el pulso resultaron tardíos, por lo que se diagnosticó su fallecimiento.
La sorpresa y conmoción del equipo forense fue mayúscula cuando los servicios funerarios le entregaron el cuerpo de G.M.J. en una bolsa y empezaron a escucharse ruidos en el interior. Al abrir la bolsa, encontraron al interno aún con vida.
Según el abogado del preso, consideraron por error que estaba muerto al no realizar las comprobaciones necesarias, como una monitorización.
Como resultado del suceso, solicitan una indemnización de 50.000 euros al Estado. Como consecuencia de los daños morales y los perjuicios causados, tanto física como psíquicamente.