Tras la autopsia y la declaración del menor detenido por el crimen de Leticia Rosino, se confirma que fue por un ataque de ira y no hubo intento de violación ni agresión sexual.
El menor confesó que tuvo un impulso violento a causa de un ataque de ira, provocado por su padre.
El padre del autor confeso, conocido como «El Pastor», había pegado al niño con una fusta, según el chico le había dado una paliza, aunque, «El Pastor» dice que «le pegó levemente«. El caso es que hubo una agresión física al menor por parte de su progenitor. Es por ello, que el chico se llevó al rebaño a pastar donde le había «ordenado» su padre.
Una vez dejó al rebaño dentro de una parcela, junto a la fábrica de quesos, se tumbó en una cuneta. Al cabo de un tiempo llegó su padre con el tractor, quien le dio un aviso respecto a las ovejas, dejando claro que tuviera cuidado de que las ovejas no se desmandaran y se fue andando.
El problema fue cuando llegó la joven Leticia, aproximadamente sobre las 18:00 horas de la tarde, cuando el chico de 16 años, descargó la irá contenida con su padre con la chica.
Hace unos días, en la entrevista realizada a David, el novio de Leticia, él afirmaba que debía haber tenido un cómplice porque la complexión de la joven dificultaría que él solo hubiese podido con Leticia.
Por su parte, el autor del crimen confesó que se incorporó, la agarró del cuello, le tapó la boca y la obligó a cruzar la carretera. El joven, pese al tamaño y la fuerza de Leticia, fue capaz de forzarla a recorrer forcejeando casi 50 metros. Tras intentar zafarse a patadas de este ataque, L. Rosino perdió las zapatillas; pero el muchacho, consiguió su objetivo, comenzó a golpearle con una piedra en la cabeza, la desplazó un poco más y terminó con su vida golpeándole con una segunda piedra, la cual envolvió con un retal arrancado de la ropa de la joven y la lanzó lejos. Finalmente, terminó su crimen arrojando a Leticia por un barranco y se limpió las manos.
Después de este espantoso acto en su ataque de ira, tuvo el valor de plantarse frente a la pareja de la víctima y participar en las batidas vecinales de búsqueda.