La Guardia Civil, en el marco de la Operación Petunia, ha detenido a 11 personas, todas ellas de nacionalidad española, que formaban un grupo criminal especializado en el robo con violencia mediante el uso de armas de fuego a representantes de joyería, además del robo de vehículos y falsificación de placas de matrícula para materializar los mismos.
Parte de este grupo estaba especializado en robos a joyerías mediante el procedimiento del “butrón” y posterior uso de lanzas térmicas para la apertura de sus cajas fuertes, contando para ello con una gran destreza en anular el funcionamiento de los sistemas de alarma y protección de las joyerías.
Se han llevado a cabo cuatro registros en Madrid, interviniéndose dos armas de fuego con gran cantidad de munición, joyas de gran valor procedentes de los hechos delictivos investigados, más de seis mil euros en efectivo, medios de pago, herramientas, vestimentas y material de transmisiones, así como otro tipo de utensilios empleados para cometer los robos.
Las investigaciones se iniciaron el pasado mes de octubre tras un atraco en una estación de servicio en la localidad de La Bañeza (León), en el que los autores sustrajeron varios muestrarios de joyas por un valor de 800.000 euros a unos representantes de joyería, los cuales, tras ser seguidos en ruta, fueron asaltados con gran violencia física y con armas de fuego al reiniciar la marcha tras una parada.
Representante de joyería endeudado
Fruto del análisis de los distintos indicios obtenidos, los agentes centraron la investigación sobre un grupo de históricos y experimentados delincuentes asentados en Madrid, con un perfil muy violento, con una gran movilidad geográfica a la hora de cometer sus “golpes” y con un amplio historial de delitos contra el patrimonio además de una gran experiencia y conocimientos en el funcionamiento y procedimientos policiales.
También se descubrió que uno de los integrantes que conformaba este grupo criminal era un veterano representante de joyería, el cual, aprovechando su actividad laboral y la confianza que en él tenían depositada joyeros de varias provincias, obtenía información sobre horarios de apertura y cierre, medidas de seguridad, número de empleados, así como de los tipos de cajas fuertes utilizadas en cada joyería, fijando así los potenciales objetivos donde el resto del grupo podría actuar.
Esta persona era un representante de joyería con gran experiencia y antigüedad en el gremio que, arrastrado por importantes deudas y una serie de problemas personales, entró en contacto con diferentes delincuentes, conformando un amplio entramado delictivo en el que su papel se centraba en proporcionar la información de los distintos objetivos en función de su importancia y dificultad de acción.
También participaba en las vigilancias de los distintos locales o víctimas, así como en la planificación de las distintas acciones delictivas, que al ser perpetradas, aunque sí acompañaba al resto del grupo, siempre se mantenía en segundo plano.
Una vez identificados todos los miembros y localizado este grupo de atracadores, los investigadores observaron que los mismos adoptaban importantes medidas de seguridad, tanto en sus desplazamientos a pie como en vehículo, empleando dispositivos de inhibición de elementos electrónicos, dificultando aún más su vigilancia.
Células independientes
Este grupo delictivo estaba compuesto por once personas de entre 35 y 62 años, estando dividido en dos células que actuaban de manera independiente, ambas dirigidas por la mencionada persona encargada de seleccionar los objetivos y de distribuir las funciones.
Una de las células era extremadamente violenta y empleaba en su actividad delictiva armas de fuego para intimidar a sus víctimas. Igual que en el caso del robo de La Bañeza, solían utilizar vehículos de gran potencia previamente sustraídos, con los que huían tras cometer los hechos delictivos, para posteriormente calcinarlos en un intento de evitar cualquier investigación policial.
La otra célula con la que contaba el “informador” estaba especializada en el robo a establecimientos comerciales con el método del “butrón” y uso de medios altamente especializados como lanzas térmicas para la apertura de las cajas fuertes de las joyerías.
Continuando la investigación, el pasado mes de marzo se detectó la presencia de esta parte del grupo criminal en las inmediaciones de una joyería del centro de la localidad de Gijón y, ante la posibilidad de que se pudiera cometer una acción inminente sobre la misma, se desplegó un gran dispositivo policial que finalizó con la localización y detención de seis personas “in fraganti”, que se encontraban perpetrando un robo con fuerza a través del referido método del butrón y uso de lanza térmica. Con esta actuación policial se frustró un robo que hubiera supuesto para los asaltantes un botín de más de 1.200.000 euros en joyas y dinero en efectivo.
Gracias a esta importante operación policial, además de haberse abortado varios hechos delictivos que ya se encontraban casi en fase de ejecución por parte de este grupo criminal, se han podido esclarecer otros tantos como el robo perpetrado el pasado mes de marzo en una conocida empresa de hostelería de Alcorcón (Madrid), en la que se sustrajeron medios de pago por valor superior a los 83.000 euros y más de 4.000 euros en efectivo.
La investigación, dirigida por el Juzgado de Instrucción núm. 2 de La Bañeza (León), fue iniciada por el Área de Investigación del Puesto Principal de La Bañeza y llevada a cabo por el Grupo de Delincuencia Organizada de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil con el apoyo de las Unidad Orgánica de Policía Judicial de las Comandancias de León, Gijón y Ciudad Real, así como de la Unidad de Seguridad Ciudadana (USECIC) de la Comandancia de Madrid.