Viajar no importa dónde cuando el durante es lo importante. Podría resumirse así el trayecto a bordo de El Expreso de La Robla: un crucero sobre raíles con punto de arranque en estaciones del norte y playas de vías como paisaje de fondo.
Un hotel rodante que circula a la velocidad del placer y atiende a un código sólo comprensible para amantes de la intensidad sensorial. Y es que desde la perspectiva ferroviaria todo adquiere otro sabor, otro sonido y otro olor; el del mar y la naturaleza multiplicado por el reflejo de cada ventana, la sal que condimenta vivencias y el aroma que arropa mientras el tren te lleva y mece.
La belleza está en el interior
Más allá del aspecto externo que evoca tiempos con tren como protagonista, el Expreso de La Robla aúna en el interior el encanto de los ferrocarriles de época y las comodidades de los viajes del siglo XXI. Tiene tres coches salones climatizados con servicio de bar permanente. Cada mañana disfrutarás en ellos de un exquisito desayuno-buffet, mientras lees la prensa, un libro de la biblioteca o ves la televisión.
El Expreso de La Robla cuenta con cuatro coches-cama que albergan siete compartimentos cada uno, equipados con dos camas-literas, armario ropero, luz de lectura, climatización, hilo musical y megafonía. Además, disponen de cuarto de baño, con ducha, lavabo, inodoro y secador de pelo. Para que puedas descansar cómodamente, el tren permanece parado en la estación durante la noche.