León tiene muchos secretos y algunos ciertamente siniestros, como es el caso del Pozo del Infierno, una cueva o surgencia como la llaman los entendidos, situada en las Hoces de Vegacervera y cuyo nombre hace honor a su reputación e historia.
El Pozo del Infierno es un nombre ciertamente común en el mundo de las cuevas, de hecho en Rusia también existe un pozo del infierno, pero a diferencia del pozo ruso, el nuestro es natural y se formó como consecuencia de los procesos geológicos ocurridos durante miles de años y que han dado lugar a cientos de cuevas y cavidades, la mayoría de ellas conocidas en la actualidad y que se encuentran repartidas por toda la provincia.
En la actualidad, la cueva se encuentra cerrada y no permite el acceso a la misma y aunque se han vuelto a realizar exploraciones, aún no existe un mapa completo de la cavidad.
Cómo muchos otros secretos de León, El Pozo del Infierno de Vegacervera no va a revelar sus secretos fácilmente, y acentúa el misterio al atravesar las Hoces de Vegacervera con sus impresionantes paredes que custodian el rio a su paso y que nos vigilan desde las alturas.
El pasado fin de semana Jason Mallinson, un extraterrestre superdotado para el buceo, probablemente capaz de respirar bajo el agua y casi seguro procedente de algún planeta liquido (esto es una teoría mía…jajaja), apoyado por espeleobuceadores asturianos y leoneses, realizó una inmersión para alcanzar la punta de exploración del Pozo del Infierno.
Tras avanzar unos 50 metros desde el paso estrecho en el que quedo la punta de exploración hace dos años, logro acceder a una gran sala en la que no pudo localizar la galería que aporta el agua a esta nueva sala, teniendo que salir sin tener claro por donde puede continuar la cavidad. Ese conducto debe estar en alguna parte, ya que Jason vio rizaduras de la arena del suelo, lo que implica que el agua se mueve con fuerza en alguna momento.