En España todavía se mantienen muchos edificios, entre ellos puentes, que nos ayudan a comprender la historia
La Edad Media fue una época convulsa y de trasiego. Ya fueran ejércitos, peregrinos, pastores, comerciantes o aventureros, todos convivían en un mundo en el que los traslados eran por tierra, siguiendo antiguas calzadas romanas, sendas religiosas, caminos reales o rutas naturales. Algunas se topaban con ríos insalvables, lo que llevó a ser imaginativos y salvar las aguas por pasarelas. Las antiguas civilizaciones ya habían practicado la ingeniería como germen de muchos asentamientos, pero fue a lo largo de la Edad Media cuando esta práctica se consolidó construyendo puente de piedra más robustos, tantos que en la actualidad hay muchos que se conservan en la actualidad. Estos son 10 puentes medievales en España
Besalú
En el pueblo de Besalú hay uno de los mejores conservados conjuntos medievales de Cataluña, donde iberos romanos y judíos y cristianos han dejado su huella.
Está situado en la comarca de la Garrota, al oeste de Figueres y a 30 kilómetros hacia el noroeste de Girona capital, es un enclave muy atractivo desde el punto de vista turístico. Atravesada por el río Fluviá, la villa es un cruce de diferente vías de comunicación entre Girona y Francia, que ha sido un punto de encuentro de campesinos, artesanos, comerciantes y negociantes.
Además, tiene un gran valor histórico, pues en el lugar que convivieron durante siglos muchas culturas y religiones. Entre ellos los cristianos, judíos y musulmanes que la ocuparon durante el siglo VIII, pero como tal fue nombrada ciudad por primera vez en el siglo X.
Besalú es un destino muy hermoso para tomar fotografías increíbles, escapar de la ciudad y sentirte en el pasado medieval. Así que vamos a explorar este pueblo medieval, recorrer sus calles empedradas y conocer los mejores planes para realizar.
A pesar de las que las guerras dejaron destruidos muchos lugares, de los que aún quedan vestigios del barrio sefardí que albergó esta villa durante la edad media y construcciones que datan del siglo XII. Varios monumentos eclesiásticos llamarán tu atención por su belleza arquitectónica y conservación.
Está es una de las localidades más visitadas de Cataluña, una villa perfecta para los amantes del arte y la historia con tesoros que alberga en su casco antiguo y un ambiente mágico que ha logrado intacto desde el siglo X.
Para recorrer Besalú, empezamos entrando al centro histórico a través del monumento puente de piedra, es uno de los puentes medievales más bonitos de toda la Península Ibérica y una de las joyas del arte románico en Cataluña. Luego, subimos por la Calle del Pont Vell, con distintas callejuelas que nos recuerdan el pasado judío de la ciudad de Besalú. Con una de las antiguas sinagogas de la vieja Besalú, que fue el propio rey Jaime I quien otorgó a la comunidad judía el privilegio de edificar su propio templo, en 1264.
Justo al lado de los restos de la vieja sinagoga se halla el que es el más importante monumento judío de Besalú el Miqve o baños rituales. Se accede a través de una escalera de piedra que desciende hasta llegar al recinto cuadrangular de los baños.
Después llegamos a la calle de Portalet, para entrar nuevamente al casco histórico y conseguirnos con el antiguo Hospital de Sant Julià, utilizado también como morada de peregrinos. De allí llegas al Monasterio de Sant Pere, un bonito edificio románico de gran historia para el pueblo.
La iglesia del Monasterio de Sant Pere se localiza en la que es la plaza más importante de Besalú, la plaza de Prat de Sant Pere. Justo en la plaza se encuentra el Museo de las Miniaturas.
La calle del Canó nos lleva hasta la plaza de la Llibertat, es esta la plaza donde cada martes se celebra el mercado semanal. Además, cuenta con muchos edificios bonitos.
Puente de San Martín en Toledo
El puente de San Martín es uno de los puentes históricos y monumentales más importantes de la ciudad de Toledo sobre el río Tajo junto al de alcántara que se encuentra en el extremo opuesto. Se encuentra al oeste de la ciudad y comunica con la judería y otras partes monumentales de la ciudad como el Monasterio de San Juan de los Reyes.
En este lugar durante la dominación árabe y los primeros tiempos de pertenencia cristiana existió un puente de barcas que quedó destruido por una crecida. Fue en el siglo XIII cuando se acometió la construcción del puente de piedra granítica actual.
Durante la guerra entre Pedro I y su hermanastro Enrique de Trastámara fue parcialmente destruido por lo que hubo de ser restaurado y fortalecido por orden del Arzobispo Pedro tenorio en el año 1390.
En los siglos modernos las reformas y cambios siguieron su curso. Por ejemplo durante el reinado del último de los Asturias, Carlos II, se ensancharon los accesos al mismo, se modificó el torreón interior y como elemento conmemorativo se añadió una placa con el escudo imperial y dos figuras de monarcas.
En 1760, durante el reinado de Carlos III, el Puente de San Martín fue pavimentado. Por último hay que añadir que hasta la reciente fecha de 1976 este venerable puente medieval tuvo que soportar el tráfico rodado. En la actualidad sólo se permite el paso a los peatones.
Desde el punto de vista arquitectónico estamos ante un puente gótico que tiene la particularidad de dispones de un perfil prácticamente plano, no en lomo de asno o apuntado como era muy habitual para los puentes medievales. Es soportado por un total de cinco arcos u ojos. Siendo los extremos de pequeña luz, los intermedios de mayor luz y el central de dimensiones sorprendentes para la época
En los extremos hay torres fortificadas de planta poligonal. La que mejor se ha conservado su estructura medieval es la del exterior, donde todavía vemos una bóveda de crucería de ladrillo y diversos arcos apuntados y de herradura, además de un almenado con merlones a lo musulmán.
Puente Órbigo
Hospital de Órbigo está tocado por el Camino de Santiago, en concreto la parte conocida como el Camino francés. Eso hacía que fuera un lugar importante de paso de todo tipo de peregrinos. Como sigue pasando hoy en día. El increíble puente de la localidad le dio origen y nombre. Más tarde se ampliaría la importancia de la zona cuando los caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén crearon allí un hospital para los peregrinos a Santiago. De ahí se creó otra localidad y viene el nombre que agrupa a dos lugares: Hospitales de Órbigo.
Por cierto, los caballeros de San Juan de Jerusalén protegían a los peregrinos en Tierra Santa, de ahí su nombre y tomaron parte importante en las Cruzadas. Los hospitales por estos lugares es una muestra de la relevancia histórica del peregrinaje a Santiago en esta parte leonesa. Por esta importancia como punto de paso pudo el caballero don Suero de Quiñones lleva a cabo su reto en Puente de Órbigo. Un reto lanzado por amor y que se conoce como el Passo Honroso.
Esta llamada a justar se extendió y fue atendida por un buen número de caballeros castellanos, aragoneses, portugueses… y hasta algún que otro hombre venido de reinos extranjeros más lejanos. Lógicamente, el estar en Hospital de Órbigo en el Camino de Santiago hacía que el mensaje se moviera rápido en todas las direcciones. Las justas son un combate que se llevaban a cabo en los torneos medievales en los que dos caballeros, con una lanza cabalgan uno contra otro para intentar derribarse mutuamente del caballo golpeando con la lanza en el pecho o en el escudo del contrario. Por cierto, el ristre era una pieza de hierro que tenían las armaduras en la parte derecha del peto, que servía para apoyar con seguridad el extremo de la lanza que el caballero llevaba pegado al pecho. Así solo se podrá sujetar en posición horizontal al cabalgar.
El puente de Mérida
Es uno de los dos puentes romanos que se conservan en Mérida uno sobre el Albarregas y otros que cruza el Guadiana. El segundo es el más importante y el que nos interesa.
El puente sobre el Guadiana es una obra de ingeniería muy importante con un gran valor estratégico ya desde su construcción en las últimas décadas del siglo I, en la época imperial de Augusto. En origen eran dos puentes que unían una isla central del cauce con las orillas. Al nombre romanos del cauce, Anas se añadió el prefijo árabe Guad pasándose a llamar el Guadanas, el actual Guadiana.
Uniéndose los dos puentes, los romanos construyeron un enorme tajamar en forma de cuña para dividir en dos el flujo de la corriente fluvial. Su tamaño era tal que permitía la celebración sobre él de una feria de ganado.
Ya desde le momento de su construcción, este puente tuvo que soportar las consecuencias de las grandes crecidas del río Guadiana. En muchas ocasiones ha sido necesario hacer reparaciones y remodelaciones que han alterado el aspecto original de la obra. La acumulación, a lo largo de los siglos, de estas modificaciones ha terminado por unir los dos puentes originales mediante un tercer tramo central. Aunque seguramente no fue la primera, tenemos una actuación documentada sobre el puente mediante una obra que efectuaron los visigodos en el año 483. Se conocen reparaciones de los siglos XIII, XV y XIX.
Hay registradas avenidas en 1603, las de 1823 y 1869 que ocasionaron desperfectos importantes. Los daños de las dos últimas se pudieron reparar en 1878. Por desgracia, la agitada historia de esta magnifica obra, no sólo tuvo que soportar los envites de la naturaleza, también fue víctima de la acción humana. En el siglo IX, el emir cordobés Muhammad I destruyó una de sus pilas en un intento de perjudicar a la ciudad de Emerita Augusta. Más recientemente, durante la Guerra de la Independencia, los propios españoles destruyeron varios arcos para impedir el paso del ejército napoleónico.
En general, las diversas reparaciones y remodelaciones han respetado dentro de lo que cabe el estilo original de la construcción. A pesar de todas las vicisitudes por las que ha transcurrido la vida de este magnífico puente, ha soportado el tránsito de personas y mercancías durante casi dos mil años. En el año 1991 se le otorgó un documento que certificada su licencia con honores, por la que pasó a ser de uso exclusivamente peatonal y ha de encontrarse integrado en el conjunto arqueológico de Mérida, declarado Patrimonio Mundial por la Unesco.
En la actualidad se pueden diferenciar tres tramos. Un primer tramo de unos diez arcos en el que se conservan las características originales, un segundo tramo que comprende el centro del cauce y que es el que más daños ha sufrido a lo largo del tiempo. El tercer tramo es el que menos reparaciones ha necesitado porque es esta orilla del río el impacto de las crecidas estaba atenuado por la morfología del cauce.
Las pilas son cuadradas, de grandes dimensiones y aspecto macizo, propias del inicio de la época imperial, con tajamares circulares aguas arriba que ocupan toda la altura de las mismas. De los pilares arrancan arcos de medio punto. Los tímpanos entre arcos están perforados por vacíos rectangulares con arcos pequeños de medio punto que actuaban como aliviaderos para ayudar a desaguar los caudales que superaban la capacidad de los arcos mayores, lo que nos permite aventurar que sus constructores eran muy conscientes de a que tipo de río de enfrentaban. De hecho, en la tercera zona del puente, los arcos permitían desaguar el caudal de la avenida y no fue necesario construir vanos en los tímpanos.
El puente tiene una longitud de 790 m, consta de 70 arcos de su tablero de eleva 12 m sobre el nivel medio del agua. Los pinares están apoyados directamente sobre el lecho del río, formado por rocas ígneas de grano grueso con algo más de un diez por ciento de cuarzo. Su núcleo es de hormigón romano y esta revestido con sillares almohadillados de granito.
El puente Viejo de Sant Joan de les Abadesses
El Pont Vell o Puente Viejo de Sant Joan de les Abadesses fue construido en el año 1138, el que podemos observar en la actualidad es una reconstrucción de 1976. El puente románico fue construido en el año 1138 cumpliendo con la funcionalidad de dar acceso a la villa. El espectacular Pont Vell-Puente Viejo también conocido como puente de Sant Joan, nombre de la localidad, atraviesa el río Ter uniendo las dos orillas a su paso por la villa de Sant Joan de les Abadesses, situada en el Pre-pirineo, a 775 metros de altitud esto convierte a la bonita localidad en un excelente mirador de la Sierra Caballera.
Cuenta con multitud de huertas cercanas a la base de sus pilares y rodeado de vegetación lo hacen ideal para ser una bonita foto de recuerdo de la visita a la villa ya que desde la orilla se observa hasta el campanario de la iglesia de Sant Pol.
Durante el famoso terremoto de 1428, sufrió considerables daños y tuvo que ser reedificado y modificado en estilo gótico con una arcada muy esbelta que lo convierte en uno de los puentes góticos de más luz de la peninsula.
Durante la retirada de las tropas del ejército popular republicano al finalizar la Guerra Civil Español fue dinamitado con el fin de impedir el avance de las tropas nacionales y en 1976 fue reconstruido fielmente, con arco Gótico y las pequeñas arcadas del puente románico.
Desde el puente se puede observar uno de los testimonios del patrimonio industrial que se conserva a lo largo del río, la antigua fábrica Espona, instalada a finales del siglo XIX en la ciudad y dedicada al sector textil.
Puente Viejo o de la Muza
El puente de la Muza es uno de los lugares más conocidos de Balmaseda es el Puente Viejo, también conocido como Puente de la muza, que se ha convertido en todo un símbolo. Se trata de un puente medieval del siglo XV que se caracteriza por sus 3 arcos y el castillete. Según Visit Enkarterri, el puente se construyó en las cepas de uno anterior del siglo XII que era madera. Para quién no lo sepa como yo lo que he tenido que buscar, las cepas en arquitectura son según la RAE.
Resulta que este puente con su torreón eran las antiguas puertas de acceso a la villa y tenía la función de aduana, pues era el lugar en el que tenía que pagar impuestos los mercaderes, comerciantes y demás personas ajenas a Balmaseda que querían acceder a la villa, ya que era parte de las antiguas calzada romana que unía Castilla y Flaviobriga.
Debido al arco apuntado el puente no era adecuado para carros a que cada lado está en cuesta y adoquinado. Es por estas razones por las que se crearon otros puentes. Hoy en día no es más que un curioso y precioso recuerdo.
El puente de las Donadas
El puente de las Doncellas o Puente de las Donadas se encuentra sobre el cauce del espectacular Río Guadalquivir, entre la ciudad monumental de Montoro y el barrio El Retamar, a pocos metros de la Ermita de Santa Ana.
Las obras del Puente de las Doncellas comenzaron en el año 1498, por aquellos tiempos reinaban los Reyes Católicos. Al parecer sus obras fueron sufragadas con estas joyas y salarios donados por los vecinos aunque también se cuenta que los gastos de la construcción del Puente Mayor fueron sufragados por el Consejo de la Villa.
En 1513 sólo se había construido el arco central del puente por lo cual se dieron las dehesas de Cañadas y Capillas para continuar con la obra.
El material que se utilizó fue la piedra molinada. El puente mide 180 metros de largo por 9 metros de ancho y la clave del arco mayor es de 18 metros de altura sobre el nivel del agua.
La presencia de asentamientos en la zona se remontan a la época prehistórica. Las ruinas iberas de la fortaleza de Sibulco, al noroeste del término municipal, atestiguan dicha presencia. La estratégica posición de las colinas de Montoro y el valle del Guadalquivir lo convirtieron en un lugar privilegiado. Este hecho, sumado a las riquezas del río, la ribera y la campiña, fueron definitivos para el asentamiento de pobladores que han ocupado estas tierras desde entonces.
El puente romano es uno de los elementos más característicos, restaurado recientemente. El arroyo seco sobre el que se alza, debía fluir con un caudal permanente de importancia.
El puente en uso en la actualidad denominado Puente de las Donadas, es medieval y jugaría en la época un importante papel en las comunicaciones entre Castilla y Andalucía.
El puente de Camprodón
El puente Nuevo Pont Nou o Puente Viejo Pont Vell de Camprodón fue construido en el siglo XII y reconstruido en el siglo XIV y modificado en los siglos XVI y XVII.
El puente es conocido con los nombres antónimos Pont Nou, Puente Nuevo o Pont Vell Puente Viejo, se encuentra en la localidad de Camprodón, Este puente románico atraviesa el río Ter, se ha convertido en el símbolo de la localidad, fue construido originalmente en el siglo XII en concreto durante los años 1196 y 1226, fue reconstruidos en el siglo XIV y sufrió grandes modificaciones en los siglos XVI y XVII. El puente permitía el acceso a una villa amurallada y constituía parte del camino de Cerdeña Cerdanya y era uno de los pocos caminos con dicho destino en la edad media.
El puente se dividió en cuatro arcos de piedra, el mayor con veintidós metros amplitud de medio punto. Los otros tres, más pequeños, se encuentran a ambos lados, marcados por arcos también de medio punto. Tiene una longitud de 66 metros.
La ciudad es vigilada por una torre defensiva construida sobre el puente, situada en la zona más cercana a la misma. En el siglo XX fue declarado Monumento Histórico-Artístico.
El puente de Roda de Isábena
El puente románico de Roda de Isábena esta datado en el siglo XII aunque sus orígenes podrían ser romanos. Fue levantado con la técnica de puntero.
A los pies de la localidad ribagorzana de Roda se levanta esta bella joya arquitectónica, cuyos orígenes se remontan al siglo XII. El puente fue levantado a puntero, una técnica rápida y eficaz que probablemente el rey Sancho Ramírez importo de Centroeuropa y que posteriormente permitió el desarrollo tras muchas construcciones.
Formalmente el puente presenta una potente estructura que penetra en la que destaca una gran y única arcada de casi 20 m de luz y perfil levemente apuntado que salva todo el cauce de Isábena. Sobre ella se extiende una calzada de perfil alomado típicamente medieval que sorprende por su estrechez tan solo dos metros, restringiendo el paso a personas, caballerías y haciendo imposible el tránsito de carruajes.
El puente fue restaurado a finales del año 2008. Las obras, costaron a 47.860 euros, contado con la subvención procedente del programa de Conservación y Restauración del Patrimonio Artístico y Cultural de la Diputación Provincial de Huesca.
El valle de Isábena concentra algunos de los puentes más importantes de todo Aragón. Cuidadas construcciones que nos hablan de una importante vía de comunicación que si bien probablemente existió desde época romana, fue en el Medievo cuando adquirió su mayor importancia y transito al formar parte de la ruta Jacobea desde Suils hasta Capella el curso del río nos va descubriendo estas joyas en las que se aúna arte, ingeniería simbolismo y poder.
El puente de Cangas de Onís
El puente romano de Cangas de Onís es una antigua construcción situada sobre el río Sella en la antigua capital de Asturias, Cangas de Onís y separa los concejos de Cangas de Onís y de Parres.
El puente en la actualidad es conocido como el Puente Romano o simplemente El Puentón para los cangueses data de la Alta Edad Media aunque se asienta sobre otro mucho más antiguo que se remontaría a la época romana. Lo cierto es que sobre este paso de piedra se asentaba el trazado de la calzada romana que unía las localidades de Lucus Asturum y Portus Victoriae.
Sin duda este puente, o el inmediatamente anterior a él, sería testigo del levantamiento de Pelayo contra la ocupación musulmana, y sería utilizado para el paso del ejército de Alkama camino de su derrota en Covadonga. Y también contemplaría los primeros años del Reino de Asturias, cuando Cangas de Onís fue sede real, corte y capital de reino, y observaría impasible como los reyes se trasladaban a otras ciudades buscando lugares más estratégicos y más próximos a las fronteras que tenían que defender.
El puente y el inicio del Reino de Asturias son los elementos más importantes para la historia de Cangas de Onís. Por este motivo ambos elementos se integran en el escudo municipal: una cruz de roble sobre la media luna en señal de la victoria de Covadonga, colocados sobre el Puente Romano, y con una inscripción alrededor con la leyenda MINIMA URBIUM, MAXIMA SEDIUM.
Es muy probable que la facilidad del paso del río Sella en este punto condicionase la construcción del puente, y este hecho fue determinante para el surgimiento del núcleo de Cangas de Onís. De hecho, el puente y la calzada superior definen el eje urbano marcado por la Calle San Pelayo y su continuidad en la Calle Mercado, las que serían las principales calles hasta la construcción del nuevo puente y la nueva calle a finales del siglo XIX.
El puente que en su origen contaba con 7 arcos, tuvo que ser restaurado en sucesivas ocasiones y a lo largo de todos los siglos de su existencia. En época moderna destacan las restauraciones de 1876 y la de 1940- 1943, pero hay que resaltar que en estas restauraciones se encontraron piezas de arcos medievales utilizados como relleno entre sus muros. Aún hoy en el segundo arco de la derecha se puede localizar a simple vista la basa de una columna medieval utilizados como relleno entre muros.
Del arco central pende una réplica a gran tamaño de la Cruz de la Victoria símbolo de Asturias. Este detalle decorativo tiene su origen en el año 1939 cuando, tras su exilio obligado en París, regresa a España y a su sede de Covadonga la imagen de La Santina.