Llegar a la cúspide de una carrera profesional es en muchos casos sinónimo de divorcio para las mujeres. Una aseveración que no tiene traslación alguna cuando se habla de los hombres y su ascenso laboral.
Dos sociólogos suecos han analizado con lupa las trayectorias vitales durante treinta años de las parejas en donde uno de sus miembros en un determinado momento de su vida es elegido para un cargo de alta responsabilidad, centrándose en alcaldías, diputados y diputadas y altas responsabilidades de empresa. La posibilidad de divorciarse para las mujeres se dobla, y para ellos sigue igual.
Ausencia de mujeres en las cúspides profesionales
Olle Folke (Universidad de Uppsala) y Johanna Rickne (Universidad de Estocolmo) consideran que su trabajo es una nueva aportación para entender y poder corregir la ausencia de mujeres en las cúspides profesionales.
Estas posibilidades multiplicadas de divorciarse para las mujeres sucede en las parejas de corte tradicional, entendidas para poder realizar la investigación como aquellas en las que él tiene más edad (a partir de cuatro años) y en las que hubo un desequilibrio a la hora de tomar los permisos de paternidad. Se han estudiado así parejas que llevaban una media de 20 años juntos y que han tenido hijos.
Partiendo de que Suecia es una de las sociedades más igualitarias, es relevante este vínculo que se realiza entre el “mercado matrimonial” y el mercado laboral en el ámbito de la desigualdad a la hora de reflexionar en lo que sucede en otros países. Priorizar la carrera del hombre es común en muchos países, escriben los investigadores, también en Suecia, por lo que son ellas las que afrontan el mayor estrés cuando deciden dar un salto profesional.
La situación de las mujeres antes y después del ascenso
El estudio All the single ladies: job promotion and the durability of marriage investiga la situación antes y después del ascenso. Las mujeres políticas se compara las que concurrieron a un cargo y no lo consiguieron con las que sí que lo lograron. Concretamente, en el plazo de tres años, descendió siete puntos porcentuales el número de mujeres casadas entre las que sí fueron alcaldesas y parlamentarias. Con lo que respecta a las altas ejecutivas, los resultados son muy similares.
En cambio no hay atisbo alguno de que los hombres se vean afectados por esta situación. En los gráficos se observa como la línea de divorcio es la misma accedan o no a un ascenso. Por eso, se advierte que el debate sobre el techo de cristal –la dificultad de las mujeres de acceder a los puestos más altos– está vinculado no sólo a la desigualdad en el mercado laboral sino su vínculo con el mercado matrimonial . Las sociedades hay que leerlas como un todo.
Falta de apoyo a las carreras profesionales de sus mujeres
Los investigadores han descartado que esta mayor posibilidad de las mujeres en altos cargos de divorciarse se deba a un “efecto tentación”. Es decir, el aumento de posibilidades de encontrar una pareja mejor. De hecho, entre estas mujeres que dan el paso no se observa un mayor emparejamiento posterior que en otros contextos.
Los divorcios se concentran en las parejas en las que en su inicio estuvieron más centradas en la carrera profesional del hombre. No se distingue sin son ellas o ellos los que dan el paso. “Puede ser perfectamente la decisión de la mujer –señalan los investigadores– pero esto no le debería privar de la mejor opción: tener una buena relación de pareja y una carrera satisfactoria”.
El estudio pone así en evidencia esta latente falta de apoyo a las carreras profesionales de sus mujeres, el estrés familiar que ellas deben afrontar cuando intentan avanzar. Apunta hacia algunos de los porqués de la falta de mujeres en las cúpulas debido a la falta de un contexto real de igualdad.