Altercado en la Avenida de la Universidad en León por un beso. Muchos leoneses aún caminan por la calle temerosos porque tienen miedo de que alguien el contagie el Covid-19.
La situación vivida por unos hermanos en la Avenida de la Universidad
Esta misma situación lo ha vivido una pareja de hermanos leoneses en la avenida de la Universidad en León. Según nos narra la propia afectada, ella iba caminando por la citada calle con la mascarilla quirúrgica puesta, con total normalidad.
«Estaba caminando sola por la avenida de la Universidad en León, iba a mi casa después de ir a correr por el Parque de la Granja, cuando a lo lejos vi a mi hermano».
«Nunca imaginé que ese gesto nos iba a dar tantos dolores de cabeza»
«Decidí acercarme a él para saludarlo, nos dimos un abrazo y me quité la mascarilla de la cara para darle dos besos en la mejilla. Él hizo lo mismo. Nunca imaginé que ese gesto nos iba a dar tantos dolores de cabeza».
«En el momento en el que le di dos besos a mi hermano, este vio que una señora se aproximaba a nosotros. Era de avanzada edad y caminaba con una cacha. Mi hermano me soltó para atender a la señora, pero esta se abalanzó contra nosotros gritándonos «¡No podéis besaros!», narra la joven.
Acto seguido cuenta como su hermano, muy educadamente le dijo que yo era su hermana y que vivíamos en la misma casa. A lo que la señora respondió: «me da igual, si me contagiáis os denuncio».
«Me da igual, si me contagiáis os denuncio».
«Yo no me creía lo que nos estaba pasando, pero la mujer no pasaba de chillarnos y elevar la cacha en señal de amenaza. Mi hermano y yo intentamos alejarnos por la Avenida de la Universidad hacia los merenderos, pero la mujer nos seguía el paso lentamente».
«Todo el mundo a nuestro alrededor no paraba de mirarnos sin comprender lo que estaba pasando y ya me estaba dando mucha vergüenza. Ambos nos estábamos ya cabreando por el espectáculo que estaba montando por un beso entre hermanos».
«Finalmente no pude más, me di la vuelta y la grité que nos dejara en paz que porque o iba a molestar a las personas que acudían a las terrazas de los bares de León o las parejitas, que se fuera a ver el Sálvame o la Casa Fuerte».
«A lo que la señora me contestó que ella hacía lo que la daba la gana, llamándonos sinvergüenzas y amenazándonos con llamar a la Policía».
«Tras varios minutos la mujer al parecer se cansó de seguirnos y pudimos volver a casa tranquilamente. Por suerte mis padres nos educaron en que no hay mayor desprecio que no hacer aprecio, si no se hubiera montado una pelea en plena calle por un simple beso de hermanos»