La Guardia Civil tiene una nueva herramienta para combatir las infracciones de tráfico: 60 nuevos radares ligeros, multicarril y casi indetectables, tanto por su pequeño tamaño como por su tecnología. La Dirección General de Tráfico (DGT) formalizó su adquisición el pasado mes de noviembre, y las primeras unidades ya están siendo probadas en las carreteras.
Los nuevos radares serán utilizados por los motoristas de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil para realizar controles de velocidad a los vehículos que circulan por las carreteras. Lo harán desde puntos fijos con un trípode para denunciar a aquellos que excedan los límites de velocidad.
Tráfico anunció esta medida en 2016, antes del inicio del dispositivo especial de verano de julio y agosto, en el marco de un nuevo paquete de medidas que podría en marcha durante este operativo. Entonces, la DGT anunció que los motoristas tendrían 60 radares ligeros, que se instalarían en puntos fijos con el fin de hacer controles integrales a los conductores. Sin embargo, fuentes de la DGT señalaron que la compra de los 60 dispositivos no fue posible entonces debido al cierre presupuestario del entonces Gobierno en funciones de Mariano Rajoy.
El propio director general de Tráfico, Gregorio Serrano, confirmó a través de Twitter que la DGT había aceptado invertir cerca de 860.000 euros en comprar «radares láser portátiles para los motoristas» de la Guardia Civil que patrullan por las vías interurbanas y destacó que el año pasado hubo «300 muertos por velocidad». La elegida para proveer los nuevos radares fue la empresa Saima Seguridad por 860.130 euros, cuando Tráfico había licitado ese servicio por 1.357.620 euros.
El pliego de condiciones del contrato indicaba que cada uno de los equipos debe medir la velocidad de los vehículos en un área de control y disparar su cámara si la velocidad media sobrepasa el límite, de manera que la imagen del vehículo, la velocidad y otros datos queden registrados en un archivo y su visionado sea realizado en un ordenador o tablet.
Cada equipo de medición tiene que captar velocidades de hasta 250 km/h a una distancia de 15 a 50 metros en dos carriles de carretera y con temperaturas de 0 a 50 ºC. La batería deberá tener un mínimo de cinco horas de funcionamiento. Los equipos han de contar con trípodes con soporte y funda, ordenadores portátiles o tabletas para la gestión de infracciones, soportes magnéticos y para guardarraíl; maletas de transporte y manuales de funcionamiento y de mantenimiento.
Este tipo de equipamientos puede contar también con un iluminador nocturno infrarrojo que los hace plenamente operativos por la noche, y pueden ser controlados hasta a 50 metros mediante WiFi o a cualquier distancia mediante conexión 3G o 4G, transmitiendo los datos de las infracciones a uno o varios dispositivos a la vez, como tabletas.