En esa jornada, donde los inocentes con sus palmas copan las calles, habrá un recuerdo al último niño asesinado en Andalucía que corrió a los brazos del Redentor. La candelería de la Virgen de Lágrimas y Favores de Málaga llevará un cirio en su memoria. Coronado con un «pescaíto», recordando a Gabriel.
El pequeño almeriense presuntamente asesinado por Ana Julia Quezada, una «bruja» que era la novia de Ángel, padre de Gabriel, y que perpetró un macabro crimen que consternó a toda España.
«Lágrimas de vida», es lo que reza la vela en una de las esquinas de la candelería de esta «virgencita» de oro y esperanza, que al amparo de una legión de devotos fusionados recorre las calles de Málaga entre las humaredas de incienso y las oraciones al cielo.
Es una de las más ilustres del primer día de Semana Santa, no sólo por sus hermanos de relumbrón como Antonio Banderas, mayordomo de trono, o la baronesa Thyssen, sino también por su labor social. A la que se suma una vela en honor de los donantes de órganos que este año se corona con un pez en memoria del pequeño Gabriel Cruz.
Es un recuerdo a los miles de personas que han llorado a Gabriel desde que supieron de su trágico destino, pero también a unos padres sin rencor, a una familia que no rehúye un abrazo, a 2.000 profesionales que los buscaron sin descanso, a 3.000 voluntarios que dejaron sus ocupaciones durante doce días para rastrear 625 kilómetros cuadrados de terreno esperando un final feliz. Es una vela de esperanza, como la que se mantuvo hasta el domingo 11 de marzo, cuando se descubrió el crimen al hallar al niño en el maletero de su asesina confesa.
Los Custodios de la Luz de la Paz de Belén serán los encargados de encender la vela durante el tradicional acto de encendido de la candelería de María Santísima de Lágrimas y Favores. Será ellos los que iluminen su recuerdo en el Domingo de Ramos de Málaga y será la multitud en devoción la que rece por su alma, mientras la llama consume la cera, al paso de la imagen por las calles de la ciudad.