El suceso tuvo lugar el pasado 15 de enero cuando el fallecido, que padecía una demencia por Alzheimer avanzado con deterioro cognitivo, accedió a una cornisa de la quinta planta por la que estuvo paseando, hasta que se precipitó al vacío.
Los familiares del fallecido, R.F.A, denuncian posibles negligencias, en el cuidado de su padre, que perdió la vida solo tres horas después de haber ingresado como residente en la residencia para mayores Otazú, ubicada en León.
Abandonado a su suerte
A pesar de que los empleados de la clínica detectaron agitación en el fallecido a la hora de acostarse, y de que este llegó a entrar en la habitación de otro residente y vestirse con ropa del mismo, según declaraciones del hijo le dejaron «abandonado a su suerte».
El hijo del fallecido, asegura sentir impotencia y rabia, y considera que este trágico desenlace se podía haber evitado, si la residencia hubiese cumplido las normas de seguridad, que por otra parte son de obligado cumplimiento conforme a la legislación vigente para este tipo de establecimiento y que según sus palabras:«Cuando visitamos las instalaciones se nos explicó que el centro tenía sistema de seguridad en las ventanas y cámaras de vigilancia, si bien tras lo ocurrido cambiaron la versión y se nos dijo que el bloqueo sólo se activaba con informe médico o si lo pedía la familia»
La familia se encuentra indignada con el tratamiento del Juzgado de instrucción encargado del caso, que lo ha sobreseído de manera provisional, aunque invitando a reconducir la demanda de la vía penal a la vía civil. Tampoco entiende el borrado de las imagines de las cámaras de seguridad si no había nada que ocultar.