El Sindicato de Enfermería, SATSE, en Castilla y León denuncia que, de nuevo, los sanitarios son considerados empleados públicos de segunda por la Junta de Castilla y León, al contar con una jornada laboral anual mayor que el resto de los trabajadores de la Administración autonómica.
Es indignante, a juicio de SATSE, que estemos entrando en el año 2022 y sigamos siendo una de las 7 comunidades autónomas que continúan con la jornada de 37,5 horas semanales. “Ningún empleado público es capaz de entender esta discriminación que existe entre trabajadores de los distintos servicios de salud”, asegura el Sindicato de Enfermería, “y no existe ninguna justificación para que en Castilla y León sigamos sin volver a la jornada de 35 horas semanales”.
«Los sanitarios somos tratados como empleados públicos de segunda»
A mayores de este agravio comparativo respecto a la jornada que disfrutan los sanitarios de otras comunidades españolas, el personal sanitario de Castilla y León no está solo discriminado frente al personal del resto servicios de salud, sino que también está discriminado frente a los propios empleados públicos de la Junta de Castilla y León, ya que a estos últimos, y en base a la Ley 1/2012, se les descuentan todos los sábados y domingos del año, de manera que su jornada será de 1.635 horas en el año 2022.
En cambio, al personal sanitario se le descuentan dos días por cada semana del año, teniendo que realizar 1.642 horas en el 2022. Esto implica que el personal sanitario va a realizar siete horas más derivadas posiblemente de un error en la redacción de la Ley 1/2012.
SATSE Castilla y León considera que la jornada debe ser la misma para todos los empleados públicos, por ello, su propuesta en la mesa sectorial fue que en la Orden de jornada se incluyera para el personal sanitario una compensación de siete horas para que todos los trabajadores públicos de la Junta de Castilla y León tengan la misma jornada, propuesta que la Gerencia Regional de Salud no ha aceptado en contra del beneficio y defensa de sus trabajadores.
Amanda Arroyo