¡Me caso y con madreñas!
Las madreñas era el calzado de nuestros abuelos cuando los pueblos no estaban asfaltados y llovía mucho más en invierno.
Un cuenco de madera alargado, como un barco antiguo, sostenido sobre tres patas para que el pie no acabara enterrado. Fácil de calzar, fácil de quitar, siempre a las puertas de las casas, o a las puertas de las cuadras, para pisar sobre el estiércol del ganado sin mancharse las zapatillas.
En esta fotografía, vemos a dos jóvenes que se acaban de casar. Con el vestido de novia negro, color utilizado en la época. Ya que en España durante la recesión económica era muy común que las novias se casaran de negro, porque no podían darse el lujo de comprarse carísimas telas blancas ni mandarse a hacer elegantes bordados.
Sólo era privilegio de la clase alta. Los vestidos de novia negros, que eran de chaqueta y cortos, se usaban regularmente como cualquier prenda pasada la boda.
También se usaba un velo sobre la cabeza, sostenido por una peineta o una corona de flores blancas de azahar que significaba pureza.
Mientras que el detalle blanco eran una flores de azahar que la novia se colocaba en el lado izquierdo del pecho.
A partir 1920, el velo negro se empezó a sustituir por el velo blanco, y se sustituyó el azahar en el pecho, por un gran ramo de flores que la novia llevaría en las manos.
La fotografía está realizada en Cubillas de Arbas, una localidad leonesa perteneciente al municipio de Villamanín, en León.
Digital de León