Tras la comparecencia ante el juez instructor, Rafael Soriano, de Patricia Ramírez y Ángel Cruz, padres de Gabriel, durante la jornada de este jueves 22 de marzo, hoy es el turno para la abuela paterna del pequeño presuntamente asesinado por Ana Julia Quezada.
Al igual que los padres, la abuela de Gabriel declara hoy en calidad de testigo en el marzo de las diligencias que se están practicando encaminadas a esclarecer la muerte violenta del niño a manos, presuntamente, de la que era la compañera sentimental de su progenitor, quien fue detenida cuando llevaba el cuerpo sin vida del pequeño en su maletero.
DECLARACIÓN DE ÁNGEL Y PATRICIA
El juez Rafael Soriano tomó declaración como testigos a los padres por separado para indagar en aspectos que permitan aclarar cuál era la relación del pequeño con Quezada y conocer detalles de su comportamiento hacía ellos durante los 13 días en los que se mantuvo su búsqueda desde que se perdiera su rastro el 27 de febrero en Las Hortichuelas, Níjar (Almería) y durante los que «dio una falsa apariencia de preocupación por la desaparición y suerte del niño» y «mantuvo el engaño, aumentándolo hasta el punto de colocar ella misma una camiseta del menor en el monte», tal y como él mismo subraya en el auto en el que decretó para ella prisión provisional, comunicada y sin fianza.
Cabe recordar que Ana Julia Quezada, autora confesa del crimen, está investigada inicialmente como presunto autora de un delito de asesinato con alevosía, un delito de detención ilegal ya que se llevó a Gabriel «mediante engaño o promesa de devolverlo prontamente a jugar», y un delito contra la integridad moral.
A la salida, el abogado que ejerce la defensa de la única detenida, Esteban Hernández-Thiel, quien sí ha estuvo presente en ambas testificales, declinó detallar el contenido de las mismas y apeló al secreto de actuaciones que pesa sobre la causa «por el que la ley me obliga a reserva». «Tenemos la obligación de hacerlo así», dijo al ser preguntado sobre si el juez ha incidido en preguntas encaminadas a acreditar el delito contra la integridad moral. Él mismo reconoció la complicación del caso de defender a alguien que está en el punto de mira del odio de mucha gente.