Apple anunciará esta tarde, tres nuevos teléfonos: el iPhone X, el iPhone 8 y el iPhone 8 Plus. Lo hará en el auditorio Steve Jobs de la nueva sede de la compañía, el Apple Park, y dos de ellos son la evolución de los actuales iPhone 7 y iPhone 7 Plus. Sin embargo, el primero de ellos es el que más renueva la gama de móviles y sobre el que se conoce ya casi todo.
En los últimos meses, detalles de este nuevo teléfono con un diseño completamente renovado y casi sin marcos se han dejado caer por la red. Varios analistas han conseguido también información de las compañías que proveen a Apple de los componentes necesarios para la fabricación de sus dispositivos. Es una dinámica a la que Apple se enfrenta prácticamente cada año pero, esta vez, un despiste de Apple ha confirmado muchos de estos rumores.
Una versión final de la próxima versión del sistema operativo iOS11 que no debía hacerse pública hasta el martes ha comenzado a circular por varios foros y en su interior hay varias referencias al nombre y las novedades de los nuevos teléfonos.
Gracias a ella sabemos, por ejemplo, que la evolución de los actuales iPhone 7 y 7 Plus no se conocerá como 7s y 7s Plus, como cabria esperar por la estrategia de marketing que hasta ahora ha seguido la compañía. Se llamarán como iPhone 8 y 8 Plus. Se espera que el diseño de estos dos teléfonos sea muy similar al actual pero vendrían equipados con mejores cámaras, un procesador mucho más potente, una pantalla con una reproducción de color más avanzada y la posibilidad de cargar la batería de forma inalámbrica.
El iPhone X será probablemente la estrella del evento, un teléfono para conmemorar el décimo aniversario del lanzamiento del iPhone original y el dispositivo más ambicioso de Apple hasta la fecha.
El teléfono, según varios iconos presentes en el código de la versión final del sistema operativo, tendrá una pantalla que OLED que ocupará todo el frontal salvo una pequeña pestaña en la parte superior. En esa pestaña hay varios sensores, un altavoz y la cámara frontal. Uno de los atractivos de este teléfono es que ofrecerá casi la misma superficie de pantalla del 7s Plus en el tamaño más compacto del 7. Tendrá una resolución de 1125 × 2436 pixeles y la misma tecnología True Tone que Apple ya incluye en los iPad y que permite adaptar la temperatura de color a la luz ambiente.
El nuevo diseño obligará a deshacerse del lector de huellas -aunque algunos rumores apuntan a que Apple lo integrará en la parte trasera del dispositivo- En su lugar, el usuario podrá autenticarse mediante un nuevo sistema de reconocimiento facial que funcionará incluso tanto en ángulos extremos como de noche (gracias a un emisor de infrarrojos). No sólo reconocerá los rasgos de la cara del usuario sino su geometría para impedir que pueda ser burlado con una foto, como ocurre en algunos sistemas de identificación facial.
Vídeos y animaciones en la versión final del sistema operativo explican cómo configurar este nuevo sistema de protección, que llevará el nombre de FaceID. Bastará con mover la cabeza en círculo durante la fase de calibración para que el sistema aprenda los rasgos faciales del usuario.
Los sensores de profundidad en las cámara frontal y una mejor resolución y calidad en las traseras harán de la realidad aumentada y los filtros para selfie uno de los protagonistas del teléfono. Apple, por ejemplo, ha creado una versión animada de los famosos emojis que podrán imitar las expresiones faciales del usuario y que podrán enviarse como mensajes a través de iMessage. Estos avatares virtuales se conocerán como ‘animojis’. La cámara trasera ganará la habilidad de grabar video 4K con 60 cuadros por segundo o 1080p a 260 cuadros por segundo.
Se espera que el precio de este nuevo teléfono sea más elevado que el de los modelos de iPhone convencional. Varias fuentes apuntan a que podría superar los 1.000 euros en su configuración más básica. También podría sufrir problemas de disponibilidad en los primeros meses, ya que integrar los diferentes sensores y la nueva pantalla OLED ha sido más difícil de los esperado.