La Facultad de Educación de la ULE se suma a esta declaración hecha pública. Sostiene que la docencia presencial sigue siendo un elemento fundamental en todos los niveles educativos que no puede sustituirse por la enseñanza online.
“Sin duda, en la enseñanza no presencial, hemos desarrollado posibilidades que teníamos a nuestro alcance y que no usábamos habitualmente en las materias que impartimos. Ahora bien, nos gustaría dejar claro que es bien distinto incorporar estos recursos a nuestras actividades formativas que sustituir todo lo que implica la docencia presencial por otra no presencial, a la que hemos acudido coyunturalmente por las limitaciones de la crisis sanataria.
La presencialidad, en este momento, sigue siendo un elemento fundamental en la educación, universitaria y no universitaria. Un ordenador puede transmitir información, pero no puede personalizar el aprendizaje. Podemos transformar el comedor de una casa en un aula, pero no podemos sustituir el contacto visual con el profesorado ni la presencia de los compañeros y compañeras de clase. Una videoconferencia permite trabajar unos contenidos, pero no puede suplir el trato directo, los momentos empáticos y la afectividad del formador…
La calidad comunicativa requiere de un diálogo bidireccional, un intercambio constante de información entre el emisor y el receptor, unos canales (verbales, visuales, gestuales, posturales…) adecuados que generen el menor ruido posible, unos grupos pequeños que faciliten la interacción de la comunidad de aprendizaje, un trabajo cooperativo que permita el desarrollo de determinadas competencias profesionales o ciudadanas…
En resumen, desde la Conferencia de Decanas y Decanos de las Facultades de Educación, queremos decir: herramientas tecnológicas, sí. Educación digital, sí. Formación del profesorado, por supuesto. Investigación sobre la incorporación de nuevas estrategias de enseñanza, cómo no. Pero, sustitución de la presencialidad por la enseñanza on-line, ¡radicalmente, no!”.