Que el ritmo no pare, esa es la exigencia de los regantes, que solicitaron la semana pasada que siguiera el ritmo de desembalse de Riaño, que se sitúa en 35,44 metros cúbicos por segundo, lo que le hace que el nivel del embalse se situé al 37% de su capacidad.
A este ritmo y sin lluvias a la vista, el embalse pierde diariamente en torno a tres hectómetros cúbicos diarios, quedando embalsados 247 hectómetros a 19 de julio.
Unas reservas escasas de cara al periodo habitualmente más seco del año y en el que las demandas se incrementan, sobre todo por el riego, el gran consumidor, pues el uso agrario se «bebe» nueve de cada diez litros. Las necesidades de los cultivos se incrementan ahora sustancialmente por el ciclo vegetativo en el que se encuentran y porque desde el cielo apenas cae agua.
Pero ya desde comienzos de abril, la Comisión de Desembalse de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) adoptó medidas para controlar el gasto de agua durante la campaña de regadíos en aquellas tierras que se hidratan de ríos y embalses de la cuenca.