De la familia de los deportes de raqueta, el squash fue inventado en la escuela privada de Harrow, Inglaterra, hacia 1830. Los alumnos descubrieron que una pelota desinflada, al impactar contra la pared, requiere más reflejos y habilidad para golpearla. Hoy en día el deporte es practicado por más de 20 millones de personas en todo el mundo. Si desean unirse a ellas, les mostramos algunas reglas básicas para comenzar.
Durante el partido, la pelota puede golpear en cualquier parte de la pared frontal, siempre por debajo de la línea superior y por encima de la banda de falta.
En el saque, el jugador debe tener uno de sus pies dentro del cuadro de servicio. La pelota debe golpear en la pared por debajo de la línea superior y por encima de la de servicio. Salvo que sea voleada, debe rebotar en la parte del suelo opuesta a la del saque.
Los contrincantes tratarán de ocupar la “zona T”, que ofrece la mejor opción para afrontar la siguiente acción. Golpeada la pelota, el jugador tiene que dejar el espacio libre a su oponente. Si lo intenta pero le estorba se produce el llamado “let” y se repite la jugada. Pero pierde el punto si no hace lo posible por dejarle espacio. Un juego consta de 11 puntos ganados pero hay que vencer por 2 puntos de diferencia. Cada partido se disputa al mejor de 5 juegos.