El jueves 12 y viernes 13 de mayo la Fundación Miguel Ángel Blanco llevará al semisótano del Museo Casa de Botines Gaudí la proyección de tres documentales y la celebración de tres coloquios en el año del 25 aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco. El acceso a todas estas actividades es gratuito.
El documental ‘Bajo el silencio’ de Iñaki Arteta será el primero en proyectarse el jueves a las 19:30 horas. Después del visionado, Iñaki Arteta y la directora de la Fundación Miguel Ángel Blanco, Cristina Cuesta celebrarán un coloquio. Este documental trata sobre un joven periodista que viaja al País Vasco para acercarse a responsables de asesinatos de la banda terrorista ETA y a sus cómplices ideológicos, todos ellos integrados en ciudades y pueblos, para escuchar sus explicaciones acerca de su pasado y averiguar cuál es la huella que el terrorismo ha dejado en el País Vasco después de su larga y dolorosa existencia.
El viernes 13 a las 17:30 tendrá lugar la proyección del segundo de los documentales: ‘Traidores’ de Jon Viar y tras esto se celebrará un coloquio en el que participará de nuevo la directora de la Fundación y el director del documental. Este documental recoge como, cuando apenas era un niño, Jon descubrió el pasado de su padre, Iñaki Viar, vinculado a ETA. Hijo, nieto y bisnieto de nacionalistas vascos, Iñaki fue detenido en 1969 por la brigada político social y juzgado junto a Teo Uriarte y Mario Onaindía en el Proceso de Burgos. Años después organizó la fuga de Segovia y, finalmente, en 1977, recuperó la libertad. Iñaki, como muchos otros presos, reniega del nacionalismo y condena la violencia terrorista. Jon, aficionado al cine, trata de entender el pasado de su padre mientras convive con atentados, secuestros y muchos silencios. Para entonces, Iñaki ya es considerado un ‘traidor’ por el mundo nacionalista.
El mismo viernes a las 19:30 horas se estrenará el documental ‘Las buenas sombras. Los escoltas frente al terrorismo’ dirigido por Felipe Hernández Cava. En esta ocasión se ha querido relatar la gran contribución que numerosos profesionales del sector público, como policías, guardias civiles, ertzainas o militares, así como del ámbito privado, llevaron a cabo, dando incluso su propia vida, para proteger a políticos, empresarios, jueces, periodistas o cientos de ciudadanos anónimos que vivieron amenazados o extorsionados y sin libertad, durante décadas, al ser señaladas directamente como objetivos de la banda.