El cartel que se ha hecho viral sobre la vacunación y las posibles muertes que pude ocasionar en los próximos meses, ha dejado a la población de lo más alarmada.
«El 30% de los vacunados morirán en pocos meses» así lo expone el cartel. El título se atribuye a la tormenta citoquinas que supuestamente sufrirán las personas vacunadas, a lo que añaden otro plus, en el que explican que las vacunas «ARNm«, o sea Pfizer y Moderna, provocan el fenómeno ADE.
¿Un fenómeno que facilita la dependencia de anticuerpos o causan enfermedades autoinmunes?
Esto se atribuye a varias facciones. En primer lugar, la genetista Alexandra Henrion-Caude, la osteópata estadounidense y activista anti vacunas de la que tanto se habla en el texto. En segundo lugar, el contenido en el que también se menciona a la bióloga y profesora de Medicina del University College de Dublín, Dolores Cahill y que junto a la ya mencionada anteriormente, se les acusa por defender desinformaciones sobre la pandemia del Coronavirus. Cabe resaltar, la falta de evidencias sobre las vacunas ARNm y la probabilidad de causar una tormenta de citoquinas.
Algunas pólizas de seguros como DKV, proporciona información que desmiente el bulo sobre el pronóstico que asegura la muerte del 30% de los vacunados con ARNm. No obstante, el artículo contiene muchos datos como los siguientes, causantes de esta alarma social y acompañados de nombres con mucho peso.
Como bien hemos visto, el cartel afirma que el 30% de los vacunados contra el COVID-19 morirán en pocos meses «una vez que el cuerpo ha sintetizado la proteína de espiga en grandes cantidades». Así señalaba su estimación Dolores Cahill, quien había sido apoyada por Alexandra Henrion-Caude. No es la primera vez que Cahill defiende la ineficacia de las vacunas ARNm, pero aseguran que se trata de una afirmación falsa.
¿Es una realidad o un bulo?
La respuesta que ha ofrecido la activista sobre las citoquinas, es una respuesta inflamatoria desmesurada en la que está implicado el sistema inmunológico. «No existe ninguna evidencia de que las vacuna produzcan una tormenta de citoquinas. Al contrario, la evitan» Así lo contrastaba la catedrática de inmunología de la Universidad de Vigo, Matilda Ciencia África González Fernández.
En esta misma línea, el virólogo del Instituto de Salud Carlos III, Pepe Alcamí, también tacha de falsas las afirmaciones que se están produciendo en contra de esta vacuna. «No inducen la proteína espiga en grandes cantidades» asegura, por lo que la tesis infundada, ya es errónea desde el principio. Añade una explicación sobre la duración de la vacuna ARNm, la cual será muy breve por lo que «al desaparecer el mensajero, la proteína no puede sintetizarse», es decir, persiste el tiempo suficientes para inducir una respuesta inmune.
Además, la EMA, Agencia Europea del Medicamento, también recomienda la vacuna dado que el ARN mensajero de la vacuna no permanece en el cuerpo.
«Cuando una persona que ha sido vacunada con Pfizer o Moderna producirá temporalmente la proteína pico. Gracias al sistema inmunológico que tenemos las personas, reconocerán la proteína como algo extraño. Esto producirá anticuerpos y activará las células T (glóbulos blancos) para atacar. De esa manera, cuando la persona entre en contacto con el coronavirus su sistema podrá reconocerlo y estará listo para defender al cuerpo en su contra».
«El ARNm de la vacuna, no permanece en el cuerpo porque se descompone poco después de la vacunación».
A todo esto, se le añade la certeza de Pepe Alcamí, quien asegura que este fenómeno no se ha visto ni en los ensayos clínicos ni e las personas que ya llevan 9 meses vacunadas.
Tampoco hay evidencias de que las vacunas ARNm provoquen el «fenómeno ADE», aunque el texto no dice lo mismo. Podemos leer otra de las teorías en la que comentan la posibilidad de permitir al ARN mensajero su auto reproducción. Es decir, se trata de una réplica indefinida creando «trozos» de proteína S en el interior de nuestros cuerpos. Está información, viene de la mano de Sherri Tenpenny, otra de las activistas anti vacunas además de osteópata estadounidense que ya ha difundido desinformaciones sobre la Covid-19 en otras ocasiones y sin evidencias.
A lo que le sigue la respuesta de «un anticuerpo tiene dos partes, es como una pinza. En su región variable se une un antígeno de manera específica, por ejemplo a un trocito o «dominio» del SARS-COV-2 e idealmente lo neutraliza. En el otro extremo, en determinado tipos de anticuerpos se pueden unir a los receptores que hay mayormente en las células macrofábicas del organismo. Al unirse, estas células se comen el complejo virus-anticuerpo y lo degrada. Es decir, otra manera de destruir el virus, sin embargo, esto puede ocasionar otro tipo de problemas como que el virus se adapte a resistir en el interior del macrófago, lo que significa que al sobrevivir lo infectan o pueden infectar a otras células».
En el caso de que esto ocurriera, los anticuerpos generados pueden supone un problema más que una solución, ya que hacen que la segunda exposición agrave la infección ya causada.
El virólogo afirma que la única enfermedad en la que esto se demostró, fue la vacuna del «virus sincitial respiratorio» o VSR que sí provocaba que los anticuerpos facilitasen la infección cuando el niño se ponía en contacto con el virus.
A esto se le añaden más miembros expertos en este ámbito, posicionándose tanto a favor como en contra. De todos modos, este cártel que tanto se ha viralizado, ha causado un estrago tan grande hasta el punto de fomentar el miedo ante la vacunación, el principal objetivo. Muchos otros medios aseguran que se trata de un bulo y es por eso que, estar informados y contrastar las versiones, siempre es la mejor solución a pesar del impacto que tenga una noticia.