Muere en Madrid y avisan a la familia para recoger las cenizas en Burgos.
Una anciana de 83 años y residente en un centro de mayores a las afueras de Madrid, se infectaba por Covid-19.
Según relata a Digital de León la hija de la fallecida, a pesar de la prohibición de las visitas a los ancianos, el comportamiento de la residencia fue impecable.
Se encargaron de hacer un planning diario, que a día de hoy siguen manteniendo y en el que colaboraban no solo personal empleado de la residencia sino también los ancianos voluntarios que en ella residen y poseen teléfono móvil.
El planning consiste en que el personal sanitario y trabajador por turnos, durante las horas de menor carga de trabajo, realizan llamadas desde sus teléfonos a los familiares de cada uno de los ancianos para poder comunicarse con sus familiares.
La residencia de Madrid facilitaba la comunicación con un planning
De igual modo, los demás ancianos e incluso el personal de recepción, tiene su propio planing para que por turnos de entre 10 y 15 minutos al día todos y cada uno de los mayores hablen diariamente con la familia.
De este modo relata Julia, podían hablar con «la abuela» diariamente.
«Unos días por teléfono, otros días por videollamada, dependiendo del móvil que tuviera la persona que estaba con mi madre».
El pasado 8 de abril, informan a Julia, que durante la madrugada su madre ha tenido fiebre y tos, y aunque no parece tener síntomas más allá, deciden llevarla al hospital, ya que debido a la saturación de la sanidad no les aseguran cuanto tardará una ambulancia.
«Hablé con mi madre, y la verdad que me dijo que eran unas décimas, que ni siquiera se encontraba cansada. Me dijo: tranquila que seguro que por la tarde vuelvo a la residencia y alguien me deja su móvil para llamarte. Fue la última vez que escuché a mi madre».
La llamada desde el hospital de Madrid
Cuatro horas más tarde,se ponen en contacto con ella, le indican que su madre esta infectada por Covid-19, los síntomas son leves, pero que a pesar de no tener ninguna patología previa, prefieren mantenerla ingresada debido a la edad.
«Se me vino el mundo encima, pero pensé… son leves… mi madre nunca ha estado enferma… seguro que queda en un susto».
Como nos cuenta Julia los días pasaban, su madre empeoraba, y a pesar de mantenerla informada en todo momento, no fue posible tener una llamada con ella, cosa que: «entiendo perfectamente debido a la saturación que hay pero…jolín».
Pasados tres días, Julia y su marido reciben una llamada, han tenido que intubar a su madre de urgencia debida a la poca saturación de oxígeno y la dificultad de respirar por si misma.
«Ahí fue cuando supe que era el final, tantos días sin verla ni oírla…los pensamientos negativos eran inevitables».
Ana María falleció en Madrid debido al coronavirus
Tras darle las pautas a seguir a Julia ante esta situación de crisis sanitaria, «no me quedaba otra que esperar a que el teléfono sonara para ver que me decían, qué podía hacer…»
Después de informar a la familia del protocolo a seguir para la despedida de Ana María, a la familia solo le quedaba pasar el luto con resignación. Sin embargo, esto no había terminado.
Tres días más tarde Julia recibe una llamada de teléfono:
«Me dijeron que como ya sé, el protocolo indica que los fallecidos por coronavirus deben ser incinerados. Me dicen que mi madre ya ha sido incinerada y que las cenizas están dispuestas para ir a recogerlas».
«En ese momento, le pregunto que a donde me tengo que dirigir, el hombre empieza a decirme calle… número… y termina diciéndome: no se si sabe que esto está en Burgos«
«No entendía nada… que hacía mi madre en BURGOS????»
Julia en medio de la angustia, le dijo que seguramente hubiera un error, indicándole nombre y apellidos de su madre además de los datos del hospital y la fecha en que había muerto, la respuesta fue, según nos cuenta Julia:
«Debido al atascamiento su madre ha tenido que ser incinerada en Burgos, si quiere disponer de sus cenizas tiene que desplazarse usted misma a recogerlas, sino se depositarán en una fosa común».