Leonor se está haciendo mayor. El el sábado, 8 de septiembre, se estrenó públicamente como heredera de la Corona en su primer acto oficial en el Principado de Asturias. El protagonismo de la primogénita del jefe del Estado fue el eje central de los tres actos conmemorativos de Covadonga.
La parte desconocida de Leonor
Vanitatis ha descubierto cómo es la convivencia y las anécdotas relacionadas con la vida académica de la alumna Leonor de Borbón Ortiz. Llegó con tres años y un mes después, el 31 de octubre, cumplía los cuatro. Su primera etapa como infanta de España y ahora como princesa no ha cambiado.
Cuando era más pequeña, pensaba que todos los niños vivían en la mismas condiciones y le extrañaba que en sus vidas no hubiera policías como los que la acompañaban a todas partes. Ahora, el despliegue es mucho más reducido y menos visible. A pesar de lo que se dijo en su día, nunca hubo escoltas dentro de la clase. Tanto Leonor como después su hermana Sofía tienen adscrita seguridad femenina en el interior del recinto.
Las fiestas de Leonor
La reina Letizia permanecía en la fiestas de cumpleaños vigilando lo que comía Leonor. Una de las veces, doña Letizia se despistó y la infantita se llenó la boca de chucherías. Para que no la regañara, se las guardó en la parte inferior de la boca como hacen los hámsteres. Un padre que se dio cuenta de la situación se puso delante. Por una vez, la Reina no se percató de la inofensiva desobediencia de su hija.
Leonor fue creciendo y la espontaneidad que presentaba cuando era más pequeña con profesores y resto de alumnos de su edad fue desapareciendo. A esta invisibilidad se unió el aprendizaje diario. La discreción como lema de vida. Su grupo de clase siempre ha sido el mismo y no hay demasiadas filtraciones. Aún no había cumplido los ocho años cuando la Reina, la regañó delante de otros niños por comentar cosas de palacio.
La princesa Leonor tiene muy bien aprendida la lección de sus padres: «Lo que pasa en casa se queda en casa». Y así ha sido siempre.
Las advertencias tuvieron sus frutos y nunca más hubo indiscreciones de la niña Leonor. Las amiguitas que acudían al recinto de Zarzuela a jugar también sabían que no podían hacer comentarios mas allá del círculo privado de su familia. En esos primeros años escolares, solo estaban invitadas una o dos compañeras. Con el tiempo, a este grupo se fueron añadiendo niños. Solo en una ocasión hubo un niño paparazzi.