El Congreso Mundial del Móvil de Barcelona está a punto de echar el cierre, y no sin polémica aunque no por el Congreso en sí sino por una de sus consecuencias directas, el aumento exponencial de la prostitución.
Cuando el Congreso cierra sus puertas, empieza el espectáculo. Cae el sol y las calles se llenan de limusinas cargadas de congresistas dispuestos a pasarlo bien y los locales sexuales hacen su agosto en pleno febrero.
Los congresistas se gastan una media de 300 euros diarios en servicios y espectáculos sexuales. Cuatro días en los que el turismo sexual crece más de un 30%. Gente de todas las partes del mundo que cambias las nuevas tecnologías por la industria del placer.