Piden una calle para el diseñador leonés del reloj de la Puerta del Sol, para José Rodríguez Losada, que regaló a Madrid el reloj en 1866, y que se ha convertido en el reloj más conocido del país, con ocasión de las campanadas de la Nochevieja, que se celebran allí cada año.
Merecido reconocimiento al leonés José Rodríguez Losada
Éste reconocimiento ha sido solicitado por la Asociación «Escritores con la Historia», formada por más de 50 escritores del género histórico. En concreto el pasado 23 de noviembre, Emilio Lara, historiador, secretario de la asociación y autor de una novela, El relojero de la puerta del Sol, solicitó de viva voz que se concediera este reconocimiento, durante una conferencia sobre el relojero, que se celebró en la sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid. Posteriormente, Lara y Antonio Pérez Henares, presidente de la asociación, piden una calle para el diseñador leonés de forma oficial por escrito, al alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida.
La historia del Reloj de la Puerta del Sol
El reloj de la Puerta del Sol, del que todos estaremos pendientes en Nochevieja, se ha convertido en símbolo de Madrid, y es considerado como símbolo de unión de todos los españoles. Su historia de debe a que durante una estancia de Losada en Madrid en 1860, se dio cuenta que el reloj que allí había no funcionaba con precisión, y a iniciativa propia, decidió diseñar y crear uno adecuado y modernizado, para donarlo a la ciudad de Madrid. Su inauguración se produjo seis años después, con ocasión del cumpleaños de la reina Isabel II. Rodríguez Losada fue oficial de caballería y exiliado liberal en Londres, muy reconocido por su trabajo en toda Europa, pero cuya historia es desconocida por la mayoría de los españoles.
La Asociación por su parte ha manifestado que «resulta necesario ese gesto de gratitud de los madrileños para con él y, al mismo tiempo, rescatar su nombre supone también recalcar el significado simbólico que tiene para todos los españoles» y que la importancia del reconocimiento de una calle con su nombre es porque «no existe en España un lugar similar en que, por un momento que volveremos a vivir la próxima noche del 31 de diciembre, los ojos de todos los españoles estén fijos en él».