Un país en decadencia, cuando es el tuyo, duele en el alma, tanto que daría para escribir una enciclopedia. Mi país es Venezuela, una tierra afortunadamente rica y a la vez desgraciada por el comunismo y la maldad que rige sus destinos desde hace 20 años.
Niños que crecerán apenas 1,50 metros por mala alimentación. Una muchacha colostomizada (sacar el colón por la barriga de un paciente para vivir atado a una bolsa) muere infectada por reutilizar bolsas de la compra y no tener jabón para lavarlas. Un esquizofrénico deambula sucio por las calles sin poder controlar sus esfínteres. Chiquitos con epilepsia ahogándose con su propia lengua por falta de anticonvulsivo. Cientos de abuelos muriendo de ictus ante la falta prolongada de su pastilla diaria. El hambre que hace llorar a un niño mientras su madre, ya famélica, se priva hasta del agua para que sea él quien la beba. Personas que día a día hacen indignantes colas o se arrastran por una bolsa de comida, muchas veces en mal estado, tanto como la que otros encuentran hurgando en la basura para saciar el hambre.
Esta es la tragedia que vive la Pequeña Venecia y que ha forjado una diáspora de más de 3 millones y medio de venezolanos. Los caminantes huyen hambrientos y enfermos de un país tan inmensamente rico como incapaz de proveerles alimentos, medicinas y seguridad
La elección del exilio no es un capricho ni un viaje de vacaciones. 10.000.000 % es la cifra proyectada de inflación en 2019 según el FMI. A principios de enero, el usurpador Maduro fijó el salario en 18.000,00 bolívares, unos 11 euros al cambio, aunque la canasta alimentaria del mes de diciembre había cerrado en 44.954,13 bolívares. Un toque de queda forzado llega horas antes de caer la noche para protegerse del hampa que reina en las calles.
Como el pueblo no quiere al tirano, éste le castiga privándole de luz, gas, comida, medicinas, seguridad y comunicaciones. Mientras los medios callan, las redes sociales evidencian una realidad terriblemente hostil y contraria al país de la fantasía que transmite el comunismo en sus propias cadenas.
Desde el 21 de enero, el régimen ha asesinado a 27 personas y detenido a 469, por el sólo hecho de pensar distinto. El comunismo bolivariano lleva más de 370 mil muertos y Maduro no saldrá sin intervención internacional. Tiene la responsabilidad hemisférica y la financiación del comunismo, el narcotráfico y las bandas paramilitares que atacan a la población inocente. A pesar de todo el sufrimiento que inflija, no doblegará al pueblo. Venezuela está pariendo libertad.
Patricia Carrera Arocha Twitter @carrerapatricia Digital de León