Un hito fruto del deshielo entre las dos coreas que, iniciado en los pasados Juegos Olímpicos de Invierno, había hecho creer en la posibilidad de llevar la paz a la península coreana.
Trump y Kim iban a encontrarse para hablar de desnucleraización tras meses de insultos y amenazas.
Como muestras de su buena fe, Pyongyang había liberado a principios de mes a tres ciudadanos estadounidenses y además este jueves aparentemente destruyó el centro de pruebas nucleares en Punggye-ri, entre otras señales.
Incluso, tras viajar a China, Kim y su homólogo surcoreano, Moon Jae-in, celebraron el viernes 27 de abril la histórica cumbre en la que se comprometieron a trabajar hacia una «completa desnuclearización» de la península.
El siguiente gran paso en el proceso debía ser la reunión entre Trump y Kim, que se había acordado celebrar en Singapur el 12 de junio.
Pero en medio del ambiente de optimismo y buenas palabras, la situación se torció, regresó la tensión y ahora no sólo la cumbre fue cancelada por Trump sino que parece haber vuelto la retórica de la amenaza militar.
¿Cómo se pudo haber pasado de un extremo a otro tan rápido?
«Lamentablemente, me vio obligado a cancelar la reunión de la Cumbre en Singapur con Kim Jong-un», dice el tuit de Trump junto a la carta.
No obstante el presidente dijo estar esperando por Kim Jong-un para entablar un proceso de diálogo.
«Ojalá que cosas positivas pasen respecto al futuro de Corea del Norte», dijo Trump.
«Pero si no, estamos más preparados que nunca antes», advirtió.