Pedro Castillo ha sido investido como nuevo presidente del Gobierno de Perú, país andino que perteneció durante 3 siglos a España. A este acto de investidura acudió el Jefe de Estado de España, el rey Felipe VI, que se quedaría sorprendido ante las palabras del discurso del nuevo presidente peruano. A Pedro Castillo no le importó que el rey de España se encontrara entre los invitados para criticar abiertamente a la Corona española.
Según su presidente, los abuelos peruanos fueron la mano de obra barata para el desarrollo de España
El nuevo presidente del Perú, y siguiendo la estela de los presidentes latinoamericanos de izquierdas, cargó contra España y la acusó de ser la responsable de todos los males del país en la actualidad. Comenzó afirmando que muchos de los abuelos peruanos, incluido el suyo, fueron la mano de obra barata para la explotación de minerales por parte de España para sostener el desarrollo de todo el continente europeo.
El presidente peruano culpó a los «felipillos» de traidores aliados de Pizarro delante del rey Felipe VI
Pedro Castillo también idealizó el pasado indígena de Perú asegurando que sus antepasados convivían en perfecta armonía con la naturaleza antes de llegar los soldados de la Corona de Castilla. También culpó a los «felipillos», que es como se refería a los indígenas que estuvieron en connivencia con el conquistador Francisco Pizarro y con el resto de españoles. Este apelativo proviene del nombre que le puso Pizarro a su traductor indígena, y el presidente peruano no reparó en que el actual rey de España se llama igual.
Pedro Castillo echa la culpa a España del sistema de castas que existe en Perú
El presidente de Perú rememora el Imperio Inca como un fuerte Estado que dominaba gran parte de los Andes y acusa a la Monarquía Hispánica de aprovechar un momento de debilidad que sufría el país para conquistarlo. Según Pedro Castillo, la invasión del Imperio Inca y su reconversión en Virrenaito del Perú supusieron el comienzo del sistema de castas y las diferencias que hasta el día de hoy persisten en el país andino.
Franco Dávila