En su “guerra popular” contra el coronavirus, Pekín no se está dejando ningún cartucho en la canana. Tras elevar la alerta sanitaria a nivel 2 –en una escala de 1 a 4, de peor a mejor–, la capital optó ayer por tomar medidas aún más drásticas.
Pekin vive en un estado de semibloqueo
Como resultado, sus 22 millones de habitantes viven en un estado de semibloqueo con el que las autoridades chinas pretenden atajar la propagación del brote surgido en el mercado de Xinfadi; y no tener que imponer un confinamiento extremo como el que vivió la ciudad de Wuhan a principios de año.
Las autoridades capitalinas cancelaron ayer unos 1.250 vuelos en sus dos aeropuertos (un 60% del total); y redujeron sustancialmente sus servicios de autobús de larga distancia. También se pidió que nadie salga de la capital china si no es estrictamente necesario, así como no desplazarse a ella. Con las empresas recomendando el teletrabajo y los centros escolares –desde guarderías hasta universidades– con las clases presenciales anuladas, el denso tráfico habitual en Pekín se vio algo aliviado.
Las restricciones también se ven en los barrios. Además de haber cerrado una treintena de complejos residenciales considerados de riesgo medio y alto en los que habitan miles de personas, la capital ha recuperado los estrictos controles de entrada y salida; con controles de temperatura o la obligación de mostrar un código QR en el móvil que certifique el buen estado de salud de su usuario. El brote iniciado en el mercado se ha extendido ya a nueve de los 17 distritos de Pekín.
El virus circula por Pekín desde hace un mes, con portadores asintomáticos
Los científicos creen que el virus circula por Pekín desde hace un mes, con portadores asintomáticos
El país registró ayer 44 nuevos casos por todo su territorio, de los que 31 están relacionados con el brote de Pekín, que ya suma 137 infectados. Algunos de ellos se han detectado en otras provincias (Sichuan, Hebei, Liaoning y ayer Zhejiang), lo que ha llevado a muchas ciudades a decretar cuarentenas obligatorias a todos aquellos que lleguen procedentes de la capital.
Mientras, los equipos científicos siguen trabajando para averiguar de dónde procede este nuevo brote. Los primeros datos apuntaron a su presencia en una tabla de cortar salmón importado que estaba en el mercado. La noticia corrió como la pólvora, provocando que China suspendiera temporalmente las importaciones de salmón europeo, lo retirara de los supermercados y que los comensales rehúyan locales –como los restaurantes japoneses– donde es habitual este producto.