En Castilla y León se produjeron las primeras interceptaciones en viveros en el año 2012 de plantas procedentes de otras comunidades autónomas, procediéndose a su destrucción. En 2015 se produjo la primera detección en masas naturales en el norte de Burgos y actualmente hay indicios de su presencia en la provincia de León, aún no confirmados oficialmente.
Por ello, la Consejería de Fomento y Medio Ambiente tiene previsto reunir a los representantes del sector la próxima semana, a través de la Mesa del Castaño, para diseñar la estrategia a seguir para minimizar los efectos de la plaga.
La Junta de Castilla y León ha venido impartiendo instrucciones para prevenir la entrada de planta infectada y evitar así su propagación desde el año 2007, mediante la celebración, en aquel entonces, de jornadas de difusión de la problemática de la avispilla del castaño entre profesionales del sector, que han tenido continuación con jornadas técnico-científicas en diversas ediciones de la feria Biocastanea desde 2012.
La Dirección General del Medio Natural ha insistido en la necesidad de conocer el origen de la planta antes de su adquisición, pues en planta joven es imposible asegurar que la planta no esté infectada. Las plantas que han sido infectadas por primera vez a finales de primavera o principios de junio no desarrollan las agallas hasta la primavera siguiente, por lo que, aun estando infectadas, no tendrán síntomas aparentes ese otoño e invierno. El mejor síntoma de identificación de esta plaga es el desarrollo de agallas de 1-3 centímetros de diámetro, verdes o rosas, sobre ramitas jóvenes, brotes y hojas.
Ante la detección de síntomas, los propietarios deben proceder a la inmediata destrucción con fuego de todas las plantas sintomáticas y mantener una vigilancia constante durante todo el periodo vegetativo para ver si aparecen más señales en las plantas aledañas, para proceder a su destrucción si son localizadas más agallas. Es especialmente importante vigilar las nuevas plantaciones con planta comprada en comunidades infestadas y las masas próximas a los límites geográficos de nuestra Comunidad. Para cumplir la ley 43/2002 de sanidad vegetal, art. 13, donde se indica que el propietario de los montes es el responsable de mantener en buen estado fitosanitario sus masas.
También deben comunicar a la Administración de la Comunidad la detección de los síntomas, así como a los propietarios de parcelas colindantes para que procedan a su inspección y actuación si es así necesario.
El organismo más dañino
La Avispilla del castaño es el nombre con el que se conoce comúnmente al ‘Hymenoptero Dryocosmus kuriphilus’, que es actualmente el organismo más dañino para los castaños europeos, reduciendo la producción de fruto e incluso matando a los árboles si la infestación es muy fuerte.
Ataca exclusivamente a los árboles del género Castanea. Es originaria de China, desde donde se ha extendido a Corea, Japón o EE.UU, llegando también a Europa. En nuestro país su primera detección fue en el año 2012 en Cataluña, para posteriormente año a año ir extendiéndose por toda la Península Ibérica.
La única forma de evitar su dispersión es la prevención. Si se evita la entrada de material procedente de zonas contaminadas y se emplean plantas y estaquillas de la propia zona, el riesgo de infestación se reduce considerablemente. No obstante, donde se establezca la avispilla es muy difícil, por no decir imposible, su erradicación.
La dispersión natural de la avispilla también es muy difícil de impedir, salvo en masas muy aisladas de otras, donde la posibilidad de la llegada de la avispilla volando es muy reducida, es por lo que aunque haya ya presencia de avispilla en la Comunidad siguen siendo válidas las recomendaciones de evitar el movimiento de plantas de castaños de unos sitios a otros.