Las parejas de pájaros también pueden divorciar
Uno de esos motivos es más una consecuencia, y tiene que ver con las circunstancias que abrazan a una pareja de aves. Circunstancias en las que los humanos estamos bastante involucrados. Muchas especies de aves tienen una sola pareja. A los humanos nos encanta proyectarnos en ese amor incondicional que parece imposible entre nosotros. ¿Cómo lo harán? Nos preguntamos. Pues bien, de la misma forma que nosotros, porque las aves tampoco consiguen siempre que el idilio les dure toda la vida.
Las aves más conocidas por su monogamia, como el cisne, la paloma, el búho y la lechuza o el pingüino, acostumbran a permanecer junto a su pareja mucho tiempo, sí, pero eso significa durante al menos una temporada de reproducción. Cuando esta pasa, el amor a veces también pasa. Vislumbramos algunos motivos que provocan ese “divorcio” en parejas humanas: la distancia, la infidelidad, el mal entendimiento o la falta de comunicación (o un compendio de todos ellos). En el caso de los pájaros, todo es más simple y complejo al mismo tiempo.
Los autores de un estudio publicado este mes de julio en la revista científica Proceedings of the Royal Society han querido profundizar en el tema determinando los principales factores de la separación aviar. Durante su investigación, descubrieron además dos nuevos motivos de divorcio en las aves que hasta ahora se desconocían.
Lo primero que encontraron es una correlación entre la promiscuidad masculina o propensión a la poligamia, y la migración para que esto suceda. Para llegar a ello estudiaron a los machos de varias especies de aves monógamas, observando su comportamiento con las hembras. Según los biólogos, además de la asincronía migratoria y la promiscuidad masculina, la alteración del clima también empieza a desempeñar un papel importante en el divorcio de las aves monógamas.