Seguramente que has oído hablar de los tradicionales fisuelos leoneses que llevamos comiendo desde ni se sabe cuánto tiempo.
Todo el año es bueno para comer unos buenos fisuelos, ya sean con chocolate, solos o migados con un buen café con leche. Pero para la tarde de Reyes, son una alternativa estupenda si no te apetece comer roscón de Reyes.
El origen de los fisuelos leoneses
Lo primero que tenemos que diferenciar son los fisuelos asturianos de los nuestros, puesto que aunque son parecidos en sus ingredientes, hay varias diferencias.
No podemos saber la fecha exacta en la que se comenzaron a hacer, aunque seguramente que todos recordamos a nuestra madre y abuela elaborando este manjar.
En este caso, para la elaboración de estos fisuelos hemos seguido la receta tradicional del Valle de Laciana, donde son muy apreciados y consumidos.
Ingredientes
- 2 huevos
- 700 gramos harina
- 750 mililitros de leche
- 1 pizca sal
- Un poco de bicarbonato
- Aceite de oliva
Preparación
Lo primero es mezclar todos los ingredientes en una jarra alta y con bocal ancho, para batirlos bien con la batidora. En caso de que prefieras hacerlo a mano, te recomiendo que mezcles primero los huevos con la leche, la sal y el bicarbonato.
Una vez que tenemos la mezcla, la dejamos reposar una hora para que esté más esponjosa.
Pasado este tiempo de reposo, ponemos a calentar una sartén con abundante aceite de oliva, y cuando empiece a echar humo vamos añadiendo la masa en espiral. Comenzamos dando la forma desde el centro hacia afuera, lentamente.
Lo tradicional es usar una garcilla como hacían las abuelas, pero es más cómodo con la jarra.
Una vez que está dorado por ambos lados, lo sacamos a una fuente con papel absorbente y vamos haciendo nuestra torre de fisuelos.