Si no sabes las principales diferencias y los distintos usos que le damos a la harina de fuerza y a la normal no te pierdas este artículo.
Cuando vemos una receta que nos gusta y nos indica que debemos añadir harina de fuerza, solemos desecharla porque no tenemos en casa ese producto. Y en algunas ocasiones le añadimos la harina que tenemos en la despensa, o nos preguntamos si podría servir.
Harina de fuerza
Tiene más cantidad de gluten que la normal, que se le denomina como floja, puesto que la cantidad de gluten que tiene es bastante menor, y la consistencia de la masa también es menor. Por este motivo, la levadura va a hacer su trabajo en un tiempo bastante menor y nuestra masa subirá en un pis pas.
Es la perfecta para las elaboraciones de repostería, que necesiten una gran cantidad de grasa o azúcar. Si la receta que vas a hacer es pasta fresca o con poca fermentación, debes usar la harina floja.
Harina de repostería
Es la perfecta para elaborar los bizcochos, puesto que quedan muy esponjosos y jugosos. Es una harina bastante fina, aunque con una proporción de gluten bastante baja, a diferencia de la de fuerza.
A la hora de utilizarla, conviene tamizarla para que no tenga ningún grumo y los postres te queden finos y vistosos.
Harina normal o floja
Está tratada para que soporte el azúcar que llevan las recetas, y la podemos usar perfectamente para la elaboración de la repostería y el pan. La proporción que tiene de gluten es realmente baja, y la puedes mezclar con cualquier levadura química.