Venecia es conocida mundialmente por sus canales y sus góndolas, pero también por los cruceros que atracan cerca de la plaza de San Marcos para que miles de turistas puedan disfrutar de los encantos de esta maravillosa ciudad. Tras un tiempo de lucha, se ha logrado prohibir el tránsito de transatlánticos por las inmediaciones de Venecia.
El adiós definitivo a los cruceros de Venecia
Desde este mes, los transatlánticos desaparecen de Venecia. El pasado 1 de agosto entró en vigor una ley que prohibía el tránsito de cruceros frente a la plaza de San Marcos. Esta decisión ha sido tomada por el Gobierno de Mario Draghi poco antes de la última reunión del ‘Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO‘, que estuvo a punto de incluir a Venecia en su lista de lugares ‘Patrimonio de la Humanidad en Peligro‘. Al final no se incluyó gracias al veto a la circulación de embarcaciones de más de 25.000 toneladas por el Canal de San Marcos, el Canal de la Giudecca y la cuenca de San Marcos.
¿Qué es la ‘lista negra’ de la UNESCO?
La lista de ‘Patrimonio de la Humanidad en peligro‘ es conocida como la ‘lista negra‘ del ‘Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO’ porque pretende dar respuesta a las necesidades de conservación de los bienes que la integran. Además, es un paso previo a la retirada de la lista de bienes ‘Patrimonio de la Humanidad’. En este sentido, algunos países creen que formar parte de ella es una deshonra.
Italia ha conseguido que Venecia no forme parte de esa lista de momento, pero la ciudad se encuentra bajo especial vigilancia. El objetivo ahora es lograr una propuesta clara para solucionar problemas como el paso de cruceros, los cuales se van a alejar del corazón de la ciudad, pero continuarán surcando la laguna.
Problemas asociados a los cruceros
El tránsito de transatlánticos supone un problema ecológico para Venecia. El exceso de tráfico marítimo contamina el agua y el aire con sus emisiones. También genera olas, incrementa la profundidad de la laguna y pone en peligro tanto los cimientos como las estructuras de los edificios de la ciudad. Es importante recalcar que Venecia se construyó sobre una laguna a partir de pilares de madera que llegaban al fondo, por lo que embarcaciones tan grandes como los cruceros suponen un grave problema para las edificaciones.
En definitiva, los cruceros se han prohibido en Venecia, pero el turismo de masas continúa. La ciudad padece un exceso de visitantes y poco a poco se va deteriorando, además de perjudicar la calidad de vida de sus residentes. De momento no hay una solución clara ante este problema, teniendo en cuenta que hay muchos trabajadores que dependen de los cruceros. Tendremos que esperar para ver qué ocurre en los próximos meses.
Virginia González