La primavera será una buena estación para los alérgicos a las gramíneas y arizónicas en Castilla y León a pesar del invierno tan crudo, el peor en 25 años. Está es la conclusión emitida por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), que anuncia unos niveles de polen «leves».
Según el presidente del Comité de Aerobiología de la SEAIC, el doctor Ángel Moral, la ausencia de lluvia en el invierno, siempre que continúe un panorama parecido a lo largo del próximo mes, va a ser muy favorable para que el polen de las gramíneas no alcance niveles altos.
En la última década «los alérgicos a las gramíneas han pasado del 35 por ciento al 74 por ciento del total; a las arizónicas del nueve al 23 por ciento; al plátano de sombra y la salsola del siete al 14 por ciento, y al polen del olivo del 30 al 52 por ciento», aseguró el especialista.
A día de hoy ocho millones de personas en España son alérgicos al polen de los que más de siete millones lo son al de las gramíneas. Se prevé que para 2030 el número se eleve a 12 millones. La razón se encuentra en «el efecto de la contaminación y el cambio climático que afecta a los pólenes». Los gases nocivos generan unas partículas que alteran la estructura del polen, haciendo que este genere unas proteínas de estrés como mecanismo de defensa, ha comentado el experto.
También el cambio climático que está alterando los ciclos de polinización de las plantas, aseguró, tiene mucho que ver con esto. Y es que, razonó, se adelanta el inicio de la floración y se retrasa el final, con lo que se amplía el periodo de polinización y, por lo tanto, el tiempo de exposición a los pólenes.